El 17 de junio de 2020 leí (y guardé) un mensaje interesante, subido a su cuenta de Twitter por Ciro Murayama Rendón, consejero del Instituto Nacional Electoral (INE). Lo transcribo a continuación:
“¿Cómo identificar a un político autoritario? Levitsky y Ziblatt, siguiendo a Linz, ofrecen esta guía, ojo: 1) Rechaza reglas democráticas, 2) niega legitimidad a sus oponentes, 3) tolera la violencia, 4) restringe libertades civiles, incluidos los medios de comunicación”.
Fue un texto breve, a la manera de dicha red social, pero significativo.
Quienes día a día constatan el desenvolvimiento autoritario del presidente Andrés Manuel López Obrador entendieron las palabras del funcionario del INE, institución que AMLO pretende extinguir junto con otros organismos autónomos. Recientemente el presidente ha evitado atacar al INE porque está de por medio una “veda electoral”, previa a la consulta de revocación de mandato programada el 10 de abril. Pero de manera velada sigue impugnando a las ciertas dependencias descentralizadas.
Pero, volvamos al tuit de Ciro Murayama Rendón.
Primero es necesario explicar quiénes son Steven Levitsky y Daniel Ziblatt. Se trata de dos catedráticos en el área de Gobierno en la Universidad de Harvard, autores del libro titulado “Cómo mueren las democracias”, de editorial Crown (2018). Y Juan José Linz, nacido en Bonn, Alemania, el 24 de diciembre de 1926, fallecido en New Haven el 1 de octubre de 2013, fue un brillante sociólogo y maestro español de ciencia política por la Universidad de Yale. Uno de sus libros más conocidos se titula “La quiebra de las democracias”, publicado en 1978.
Los tres personajes aludidos, desde mi modesta opinión, son autoridades para cuestionar, por ejemplo, el debilitamiento de las democracias en cualquier parte del orbe y el advenimiento de caudillos mesiánicos, muy carismáticos, promotores del populismo. Ni duda cabe que López Obrador es uno de ellos, pagado a muy alto precio por los contribuyentes mexicanos, no solo para sostenerlo a él en la titularidad del Poder Ejecutivo federal, sino también a su feligresía mediante programas sociales, que le garantizará la continuidad de su proyecto allende los comicios presidenciales de 2024.
La conclusión no es difícil de describir mediante un apretado resumen sobre los escritos de los personajes ya citados: las democracias mueren a través de las elecciones, cuando los nuevos gobiernos atacan a los árbitros, compran a los actores neutrales, y alteran las reglas electorales.
Entremos, pues, a los cuatro indicadores clave sobre el comportamiento autoritario. Ustedes, gentiles lectores, sacarán sus propias conclusiones y verificarán si existen similitudes con el estilo personal de López Obrador.
1.- Rechaza, ya sea de palabra o acción, las reglas democráticas del juego: sugiere una constitución moral superior, deslegitima elecciones legítimas, reforma la Constitución para consolidar el poder personal o partidario.
2.- Niega legitimidad de sus oponentes descritos como enemigos.
3.- Tolera la violencia, alienta el linchamiento de adversarios, aun verbal.
4.- Expresa intolerancia ante críticas y predisposición a utilizar poder (incluyendo monopolio tributario) para castigar o restringir libertades de opositores, incluidos de medios de comunicación.
Una característica de los gobernantes autoritarios es su discurso dirigido al estado emocional de los ciudadanos. López Obrador siempre se proyecta como víctima de grupos o élites que han tenido “secuestrada a la democracia”. Ha prometido, vez tras vez, sepultar a esas élites y reintegrar el poder “al pueblo”. Pero, que nadie se diga engañado. Cuando estos líderes populistas ganaron las elecciones, asaltaron las instituciones democráticas, debilitándolas y finalmente extinguiéndolas. Hoy en día, hasta los aliados de AMLO están levantando la voz frente a sus tentaciones autoritarias.