El pasado 19 de abril, ONU Mujeres publicó un informe sobre el estado de la población mundial.
Dicho informe, nos da cuenta de que actualmente la población mundial ya asciende a 8 mil millones de personas en todo el mundo y que ello representa infinitas posibilidades de argumentar y accionar en materia de derechos humanos; pero sobre todo revela que ese número poblacional representa problemas económicos y medios ambientales, sobre la base de la complejidad de la implementación del diseño y aplicación de políticas que incidan en el aumento o descenso de la población mundial.
También nos explica cómo las cifras de población cambian a gran velocidad; nos dice que dos tercios de la humanidad reside en contextos de baja fecundidad, mientras la mitad del aumento de la población mundial previsto para 2050 corresponde a solo ocho países: Egipto, Etiopía, Filipinas, la India, Nigeria, Pakistán, la República Democrática del Congo y la República Unida de Tanzania, pero también prevé que habrá cambios significativos en cuanto a crecimiento poblacional hacia otros países; sin embargo, por ahora, lo que resulta inadmisible es achacar la culpa del cambio climático a la fecundidad, pues de 8000 millones de personas, alrededor de unas 5500 millones, apenas ganan unos 10 dólares al día, de manera que en función de ese dato se puede considerar que sus emisiones de dióxido de carbono como consumistas, no son significativas al grado de impactar climáticamente.
Así mismo, como diríamos en el pueblo, el informe nos da una pauta, como aquel adagio: “el remedio y el trapito”, pues considera que la igualdad de género podría ser el mejor recurso para gestionar el cambio demográfico y crear sociedades resilientes.
Como? Como siempre lo supimos! pero, no ha habido la aceptación de los hechos: empoderando a las mujeres para que tomen decisiones sobre su cuerpo y su vida, de manera que les permita desarrollar su potencial y prosperar, tanto ella como su familia, y así a la propia sociedad. Es decir, ellas deben tomar en sus manos elegir si desean tener hijos y, si ese fuera el caso, cuántos y en qué momento de su vida; esto ya existe en el artículo 4o de nuestra Constitución Federal, sin embargo, aún no es pleno ese ejercicio, derivado de la tardanza legislativa acerca de temas todavía tabú como son los presupuestos con perspectiva de género para acercar a las mujeres métodos de planificación familiar o bien, que entrar a la discusión de si el aborto se autoriza o no en todos los casos; el acceso a apoyos para el crecimiento económico, pero no con claridad asistencialista o clientelar partidista, la educación y las oportunidades laborales igualitarias, en fin, todo aquello que resulta necesario para el desarrollo de niñas, adolescentes y mujeres.
Nos da un dato relevante el informe; que es que, a nivel mundial por ejemplo, el 24% de las mujeres con pareja no puede negarse a mantener relaciones sexuales y el 11% no tiene la posibilidad de tomar decisiones sobre anticonceptivos.
Finalmente de ese informe podemos derivar que aclara con precisión que los países miembros de la ONU, debieran poner más atención en que las decisiones de las autoridades o de algunas personas con la finalidad de no interferir con el cuerpo de la mujer.
Nos queda claro que es necesario proteger el derecho a la salud sexual y reproductiva y de las mujeres y hacer las inversiones necesarias para garantizar estos derechos, así como su crecimiento económico, al ser reconocida como un motor fundamental en todas las sociedades del mundo.
Así que no pararemos de hablar de las mujeres, hasta que el respeto a sus derechos humanos y su dignidad se vuelvan costumbre!