La Fiscalía General de Morelos y el Juzgado de Control correspondiente se vieron obligados a esperar la terminación de la LIV Legislatura para cumplimentar una orden de aprehensión en contra del ahora ex diputado local Marcos Zapotitla Becerro, lo cual sucedió la semana anterior bajo acusaciones de violación sexual. Recuérdese que el sujeto de marras tenía fuero y no podía ser sometido a la imputación de delito, amén de que contaba con un amparo federal para evitar su detención.
Dicho personaje, originario de la comunidad indígena de Tetelcingo (al norte de Cuautla) llegó al Congreso por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), a cuya bancada traicionó para pasarse a la del Partido Encuentro Social (PES), de donde lo batearon debido a las acusaciones que pesaban en su contra. Hoy se encuentra tras las rejas, pues el juez de Control convalidó la aprehensión y determinó la prisión preventiva. En breve, según se aprecia, vendrá la vinculación a proceso. Y Zapotitla tendrá que presentar las pruebas de descargo. Desde aquí se le otorga el beneficio de la duda, pues tiene el legítimo derecho de defenderse y demostrar que nunca violó a su supuesta víctima. Empero, la situación del ex legislador es sumamente delicada, pues en la carpeta de investigación obran múltiples pruebas en su contra.
Sobra decir que Marcos Zapotitla Becerro tuvo el cobijo del Congreso local mientras duró la pasada legislatura. En algún momento perdería el fuero constitucional y quedaría invalidado el amparo federal de que tanto presumía. Y ello ocurrió a partir del 31 de agosto del año en curso, cuando concluyó la LIV Legislatura. Nada, ni nadie protegió después a Zapotitla y por eso fue aprehendido, para responder ante el Juzgado penal respectivo.
Todavía se recuerda lo acontecido el 29 de septiembre del año pasado en las instalaciones del Congreso estatal, donde hubo una manifestación de apoyo a Marcos Zapotitla Becerro. Aquella expresión de respaldo a Zapotitla se dio luego de que trascendiera la solicitud de juicio de procedencia hecha por la Fiscalía al Congreso, a fin de retirarle el fuero y conseguir que la violación sexual no quedara impune. Pero, por angas o mangas, el Congreso no procedió conforme a derecho y mantuvo al hombre nacido en Tetelcingo ocupando su curul.
Zapotitla todavía era defendido por Cipriano Sotelo Salgado, quien el 6 de junio pasado contendió por el PRI para ser alcalde de Cuernavaca. El conocido abogado penalista indicó que, allá y entonces, el momento procesal de la solicitud del juicio de procedencia por parte de la Fiscalía se encontraba en una primera fase, donde la institución había presentado y ratificado su petición ante el Congreso local.
Pero, como para subestimar el procedimiento y abonarle argumentos a su cliente, Sotelo Salgado añadió que “aún falta un segundo momento en que la Mesa Directiva deberá turnar la solicitud de la Fiscalía a la Junta Política y de Gobierno del Congreso, que deberá valorarla y en todo caso enviarla a la Comisión de Gobernación y Gran Jurado, donde nosotros podremos participar y hacer valer nuestra posición jurídica”.
Pasó el tiempo y no sucedió nada en la susodicha Comisión, a la sazón presidida por José Casas González. En todo momento se arguyó que Zapotitla estaba amparado. Finalmente, Cipriano Sotelo señaló que la denuncia penal estaba detenida, mientras no se resolviera la solicitud de desafuero, lo cual podría alargarse hasta un año. Efectivamente: pasó un año, hasta que a Zapotitla se le terminó el fuero constitucional y hoy duerme en el reclusorio de Atlacholoaya.
Cualquier politización anterior respecto a la violación sexual hoy es historia, forma parte del pasado. La realidad del ex diputado local es por demás complicada, pues, en caso de llegar a ser sentenciado por el delito de violación, podría pasar más de 20 años en la cárcel.
Aquel 29 de septiembre, Zapotitla despotricó en contra del titular de la institución, Uriel Carmona Gándara, a quien acusó de encabezar un complot para sacarlo del Congreso local, pues, según dijo envalentonado por la manifestación de apoyo en el Congreso, “a determinados actores políticos no les alcanzan los votos para nombrar magistrados y al nuevo titular de la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización”, etcétera, etcétera, etcétera.
Como conclusión diré que el remedo de diputado pretendió a toda costa politizar la penetración forzada del miembro viril en una mujer. Para el multicitado sujeto, identificado como misógino, no era importante haber sobajado y desprestigiar a la víctima y a sus abogados, como pretendió hacerlo. Sin embargo, la nueva fase del proceso legal apenas inició y, por lo tanto, repito, se le concede a Zapotitla el beneficio de la duda. Si es inocente, yo seré el primero en promover su reivindicación. Pero si resulta sentenciado, deberá pagar el altísimo precio de sus decisiones. Así es la vida.