Cuando yo era secretario privado del gobernador Lauro Ortega Martínez, entre 1984 y 1985, varias veces le escuché decir que “en la vida y en la política, no hay enemigo pequeño”. Más adelante les explicaré la razón por la cual saco a colación esa expresión de quien sigue siendo recordado como el mejor mandatario que ha tenido nuestra entidad, aunque hay varios (se cuentan con los dedos de una mano) a quienes la historia ha tratado injustamente. De esto último comentaré en una columna posterior, porque… ahí están sus obras.
El fin de semana anterior fue el primer aniversario del restaurante Pucrezia, situado en la Plaza Averanda de Cuernavaca, cuyo propietario es Juan Carlos Salgado Ponce, ex secretario de Desarrollo Económico durante una parte del sexenio de Graco Ramírez (2012-2018). Desde luego, para la consolidación del establecimiento, Juan Carlos recibió el apoyo de sus familiares, a saber, Magda Ponce, empresaria del ramo educativo morelense, y Juan Salgado Brito, ex diputado local, ex diputado federal, ex presidente municipal de Cuernavaca y “ex” de muchas cosas más; algunas épocas en el PRI y otras fuera de ese partido, siendo impulsor de Andrés Manuel López Obrador y obviamente el proyecto de la Cuarta Transformación, o lo que es lo mismo: de Morena. Fue candidato a la gubernatura de Morelos en 2000, cuando Sergio Estrada Cajigal-Ramírez, abanderado del Partido Acción Nacional, se levantó con la victoria gracias a la ola foxista. El “voto en cascada” apuntaló a quien gobernó nuestro estado en el periodo 2000-2006, mismo que casi no termina en 2004 debido a un juicio político que solo el respaldo presidencial pudo sortear.
Pero, volvamos a la celebración del restaurante Pucrezia, a la cual la familia Salgado Ponce invitó a un nutrido grupo de amigos. En la mesa principal estaban los ya citados Magda Ponce y Juan Salgado Brito, acompañados, entre otras personas, por José Luis Urióstegui Salgado, alcalde panista de Cuernavaca; Juan Ángel Flores Bustamante, presidente municipal de Jojutla; Margarita González Saravia, directora general de la Lotería Nacional; y Alejandro Mojica Toledo, quien, también, ha sido diputado local (por el PRI y el extinto Partido Civilista Morelense) y diputado federal por Morena en el trienio 2018-2021.
Es muy importante subrayar que Mojica no es actualmente miembro de la Cámara de Diputados, porque no firmó una carta de intención para buscar la reelección bajo las siglas morenistas. Esto se debió a que buscó ser candidato de Morena por la derecha, es decir, sin esperar que, al no ser candidato a la alcaldía, tranquilamente regresaría a su curul de diputado federal. No quiso pasar como buscachambas y oportunista. Hay un tipejo cuyo nombre es Jorge Alberto Barrera Toledo, a quien Morena rescató de quién sabe dónde y lo convirtió en reemplazo de Mojica. Y hoy ahí está en la Cámara Baja, sin hacer nada, pero embolsándose una súper lana mensualmente.
Derivado de la celebración del varias veces mencionado restaurante, Margarita González Saravia (primero las damas), Juan Salgado Brito (hoy funcionario cercano a Zoé Robledo, director general del IMSS y posible prospecto “de la renovación generacional” a la presidencia de la República, varias veces aludida por López Obrador), Juan Ángel Flores Bustamante y José Luis Urióstegui Salgado se tomaron la foto “del recuerdo”. Varios comunicadores publicaron la imagen en sus redes sociales, ponderando la calidad de “gubernamentables” de los cuatro. Pero desconozco la razón por la que Mojica Toledo no apareció en la foto, pues, desde mi particular punto de vista, también podría ser prospecto de Morena a la gubernatura.
Sin subestimar el conocimiento político y la experiencia administrativa de Juan Salgado Brito, me atrevo a asegurar que cualquiera de los ahora “suspirantes” haría un magnífico papel en la titularidad del Poder Ejecutivo. Sin embargo, los comunicadores que solo ponderaron a los cuatro de la imagen olvidaron citar a Rabindranath Salazar Solorio, hoy coordinador de Política y Gobierno de la Presidencia de la República, quien despacha en Palacio Nacional y es el “candidato natural” a la gubernatura. En recientes semanas he percibido una tendencia a subestimarlo, lo cual es un craso error.
De la misma forma se ha pretendido sobajar la postura del gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo, también de manera equivocada, pues se trata de alguien a quien el presidente de la República estima de manera legítima. Blanco Bravo se ha referido al “Hándicap Morelos 2024” y se hace acompañar por Víctor Mercado Salgado, secretario de Movilidad y Transporte, inclusive en actos donde no es necesaria su presencia como titular del ramo, lo cual puede interpretarse como alguien que será impulsado por él hacia el juego político de 2024. Blanco Bravo está a punto de afiliarse a Morena y todo podría suceder en torno a él y Víctor Mercado Salgado lo cual tiene relación con la expresión de Don Lauro Ortega que mencioné al comienzo. La política es circunstancial y todo puede suceder en ella, pues carece de lógica. No debe subestimarse a nadie, ni ser considerado “enemigo pequeño”.
Cualquiera puede tener su corazoncito y buscar su inclusión en la lista de posibles candidatos de Morena a la gubernatura, sabedores de que “el bueno” o “la buena” se levantará con el triunfo en 2024. Yo no les veo contrapesos, más que en la figura de Urióstegui Salgado por el PAN, cuya imagen como alcalde comienza a deteriorarse prematuramente debido a múltiples factores.
Cualquiera puede aspirar a que su nombre aparezca en la “encuesta” que dizque será realizada por el CEN de Morena en 2024 antes de postular a su abanderado (a) a la gubernatura de Morelos. Pero López Obrador será quien decidirá sobre la persona que, desde su punto de vista, represente a Morena en los comicios de 2024. AMLO proviene de la época antidemocrática y autoritaria del PRI y así se ha conducido hasta ahora para la postulación de candidatos morenistas. Eso de las encuestas es y seguirá siendo pura farsa. Lo mismo veremos en torno al o la aspirante presidencial de López Obrador. Hasta Zoé Robledo, a quien los encuestadores y opinólogos no pelan, sería un candidato disruptivo. De hecho, AMLO ya lo agregó a sus “corcholatas” en alguna conferencia mañanera.
Conclusión: no se hagan bolas. Quien elegirá al candidato (a) a la gubernatura morelense será López Obrador. Los comunicadores podemos solo especular, meternos al juego del futurismo nomás para entretenernos, porque los tiempos todavía no llegan, aunque creo que hoy es el momento de que los aspirantes busquen posicionarse en las zonas con resultados electorales comprobados a favor de Morena en elecciones pasadas. A mí no me cabe la menor duda de que ese partido ganará la gubernatura de Morelos en 2024. ¿Y si el candidato disruptivo aquí fuera el ahora senador Sergio Pérez Flores? Insisto: la política se basa en circunstancias. Por eso no se debe subestimar a nadie.
“En la vida y en la política, no hay enemigo pequeño”. Estaremos atentos y después diremos.