Lo que mal empieza, mal acaba, lo que significa que, quien lleva una vida desordenada tiene, por lo general, un final desastroso.
A poco más de cuatro años del gobierno desordenado de Andrés Manuel López Obrador, cuatro años de haber trastocado a su Proyecto Alternativo de Nación con la puesta en marcha de la Cuarta Transformación como preferente política pública, las consecuencias y malos resultados de todo lo mal iniciado, lo mal hecho, lo mal aplicado son en la actualidad, manifiestos en constancia.
Los más, derrotados por la vía legal, al ser proyectos malogrados por un fundamento sin planeación, sin objetivo social real, sólo con el argumento emitido por el omnipotente señor de Macuspana.
Hace unas semanas un buen Amigo, militante de MORENA, simpatizante de la izquierda desde su juventud, por lo tanto, hoy seguidor de AMLO, me cuestionó: ¿porqué no quieres a Andrés Manuel, porqué lo criticas tanto?
Mi respuesta fue la de siempre, porque no hace las cosas acordes con lo que prometió en su campaña, apegadas a sus alternativos postulados, por dejarse mal aconsejar, por hacer las cosas con el único argumento revanchista de destrozar a sus antecesores, por hacer corruptamente lo mismo que ellos hicieron, por desconocer a las instituciones en general pretendiendo acabar con la corrupción, fomentándola con su negación en su gobierno, por ejercer un dictatorial presidencialismo en donde solo su voz es la escuchada, ignorando a sus correligionarios y seguidores, por negar el equilibrio de poderes.
Ayer el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha declarado inconstitucional el decreto que clasificaba las grandes obras del Gobierno como parte de la seguridad nacional por vulnerar el derecho de acceso a la información. Con ocho votos a favor y tres en contra (de los ministros Arturo Zaldívar, Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz) el alto tribunal invalida el acuerdo aprobado por el Ejecutivo que blindaba la información de proyectos claves para la Administración cuatro teísta, como el Tren Maya, el aeropuerto Felipe Ángeles o la refinería de Dos Bocas. Con esta decisión, la SCJN reconoce y da la razón al Instituto Nacional de Transparencia, institución que impugnó el decreto y con quien el presidente mantiene desde hace meses una guerra abierta.
En alguna ocasión López Obrador declaró que sería mejor que no existiera el INAI, algo que resulta por mucho contradictorio, dado que él mismo, antes de llegar al gobierno, se benefició de la información obtenida gracias a dicho instituto al dar a conocer, entre otras, las pensiones de los expresidentes, la Casa Blanca.
Porqué si nos presume todas las mañanas que todo va tan bien en su gobierno, si tanto alega que ya no hay corrupción, ¿por qué no quiere que podamos pedir información? ¿No será que le preocupa que nos enteremos de toda la corrupción de la Cuarta T?
Bien que se haya sabido lo de las pensiones, porque sin importar quién gobierne, los ciudadanos tenemos derecho a saber qué se hace con el dinero de nuestros impuestos, pero ayer mismo el gobierno de la Cuarta T emitió otro decreto en donde se reserva por “seguridad nacional” la confidencialidad de algunos proyectos, entre ellos al Tren Maya, la construcción de varios aeropuertos, ignorando lo mandatado por la corte suprema, ¡nadie es más que su Alteza Serenísima!
Platón nos heredó esta sabia frase: Parecer justo sin serlo, es la mayor injusticia.
¡Amigos la semana tiene siete días y gracias a Dios es viernes!