LAS NOSTALGIAS DE SOR JUANA

Por Irradia Noticias

El 12 de noviembre, se conmemora “El Día Nacional del Libro”, y esto inició por decreto presidencial en 1980, y la fecha, se eligió para honrar el natalicio de Sor Juana Inés de la Cruz, por considerarse la máxima exponente de la literatura mexicana; sin embargo, a 44 años de implementada la conmemoración oficial, cada año hay más nostalgia, porque sigue leyéndose menos.

La nostalgia podría ser de Sor Juana, sería hoy, sin dudarlo, un reflejo por la disminución en la lectura de libros; y su añoranza, podríamos atribuirla a una amplia combinación de factores en este mundo moderno y tecnificado. Algunos de ellos, por fuerza deben de incluir la proliferación de dispositivos electrónicos y las plataformas digitales.

Sin negar el necesario desarrollo en la evolución humana, Sor Juana notaría claramente que ha cambiado la forma en que consumimos información. Las redes sociales, videos y otros contenidos digitales, ofrecen gratificaciones instantáneas y eso desplaza el tiempo que antes se dedicaba a leer libros. Esto último mencionado, no va para nada con la disciplina en el Claustro donde habitó Sor Juana.

Una razón más para la melancolía de Sor Juana -si estuviera entre nosotros ahora- es el cambio en hábitos de consumo: las personas tienden a buscar contenido que se adapte a su estilo de vida acelerado. La lectura de libros puede verse como una actividad que requiere más tiempo y concentración, lo que lleva a muchas personas a optar por formatos más cortos y rápidos, como artículos o publicaciones en redes sociales.

También, la falta de tiempo es otra constante, la vida moderna a menudo incluye múltiples responsabilidades, como el trabajo, la familia y otras obligaciones, lo que deja menos tiempo para la lectura y por ello las personas sienten que no pueden dedicar el tiempo necesario para leer un libro completo.

En nuestro diario vivir, un motivo más para dejar de leer libros, es la competencia de otros entretenimientos. Las opciones de entretenimiento tienen otros formatos que a menudo ofrecen experiencias altamente visuales y por ser más emocionantes, atrapan de inmediato la atención. Por ejemplo: las series, las películas y los videojuegos. En conjunto, restan protagonismo a la lectura de un libro.

A lado de Sor Juana, caminando en las atiborradas calles de una gran urbe, ella no podría sustraerse de la realidad que hoy vivimos y que nos ha obligado a cambios en la educación; es decir, las metodologías educativas se han modificado y en algunos casos, la lectura de libros, como actividad esencial, puede no ser enfatizada de la misma manera que en el pasado y, agregado a ello, resulta que la psicología señala que algunas personas, pueden haber tenido malas experiencias con la lectura en el pasado y eso los llevó a ver la lectura de libros como una fastidiosa tarea, en lugar de tomarlo como una fuente de placer y conocimiento y, por ese trauma, terminaron por desligarse de esta actividad que tanto amó Sor Juana.

El tema de la accesibilidad y disponibilidad no se puede dejar de lado. Aunque hoy en día hay más libros disponibles que nunca, no todos tienen acceso fácil a ellos, ya sea por razones económicas, geográficas o por falta de recursos en bibliotecas. Para el caso, la falta de oportunidades, haya sido en época de Sor Juana o lo será en el futuro en la etapa del Transhumanismo, no tiene diferencias. (Seguro que quien quiere puede).

Volviendo al INEGI, afirma en sus análisis extraído del Módulo de Lectura de Libros MOLEC 2024 , que esta práctica de la lectura de libros va a la baja. Y para obtener esta afirmación estadística, el INEGI calculó que la población considerada como lectora de libros, habría de ser a partir de 18 años en adelante y sus resultados apuntan que el género femenino, hoy se destaca por leer más libros de entretenimiento que el sexo masculino y agrega que, en lo general, el género más leído por ambos sexos es la literatura; le sigue la lectura de libros de autoayuda y superación personal, luego están los religiosos y de ahí se pasa a materias relacionadas con profesiones; en la fila aparecen los libros de texto o de uso universitario y añade el INEGI, que entre los menos comunes, figuran los libros de cultura general, los manuales, guías o recetarios.

Sería interesante seguir imaginando entonces, qué podría decir y hacer Sor Juana, si de pronto apareciera en estos tiempos digitales y de inteligencias artificiales, sería muy estimulante imaginar, -tal y como lo permiten los libros de literatura en sus contenidos-, mirarla salir del Claustro muy segura, cubierta con el hábito reglamentario e intentar entusiasmada, fomentar la lectura en clubes de lectura, proponer iniciativas en bibliotecas y por qué no, valdría la pena imaginar, cómo ella fomentaría el crecimiento de la lectura en los libros electrónicos.

¿Cómo y cuáles serían sus palabras y argumentos para ayudarnos a revitalizar el interés por la lectura? Ella decidió ingresar a un Claustro, olvidarse del Mundo exterior, fallecer soltera, y todo, tan solo para entregarse en vida a su más grande pasión, -aparte de escribir poemas-: leer libros.

Ante la disminución de lectores de libros, “El Día Nacional del Libro”, dedicado a Sor Juana por su natalicio los días 12 de noviembre ¿Ella estaría satisfecha y se sentiría honrada por la distinción? o quizás, por esta inevitable realidad de anorexia lectora, ¿se sumiría en la nostalgia?

Esta incógnita al parecer, da la pauta para desarrollar una trama y escribir una novela, un libro, que luego otros con agrado, estaríamos leyendo.

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