Cada vez que el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo, se aproxima a fechas cruciales o “fatales”, aparecen rumores respecto a su salida del Ejecutivo. Y recientemente hemos visto repetida la “mecánica del rumor” conforme se acerca la conclusión de la primera mitad de su administración, el 1 de octubre próximo (el viernes), para iniciar el cuarto año de gobierno. A lo anterior se añade otro ingrediente: la visita del presidente Andrés Manuel Obrador a Morelos, este jueves y viernes, para desarrollar algunas actividades. Entre todos los rumores que se han corrido se espera escuchar en voz del jefe de la nación la confirmación de que se lleva al mandatario morelense al gobierno federal. Fuera máscaras: es lo que anhelan los detractores del “Cuauh” y quienes hoy están en la banca o en la RENATA (Reserva Nacional de Talentos).
Apenas el martes 13 de julio, en improvisada rueda de prensa, Blanco Bravo salió al paso de algunos rumores sobre su “salida” de la titularidad del Poder Ejecutivo, a lo cual el mandatario se ha referido, varias veces, como una absoluta falsedad. Entrevistado durante la inauguración de obras sociales en Zacualpan y Jonacatepec y, sin tapujos, señaló que “no sé quién chingados está diciendo eso”, recalcando que se mantendrá en su responsabilidad hasta 2024. Recuérdese, pues, que estaban reacomodándose las fuerzas partidistas en el Congreso del Estado, cuyos nuevos protagonistas iniciaron sus funciones el 1 de agosto, despertando novedosas expectativas entre quienes están ciento por ciento dedicados a la política y en cuyas estrategias está incluida la difusión de rumores y mentiras sobre tal o cual personaje. A eso se dedican. Son improductivos para Morelos, pero cómo joden.
La actual mecánica de rumores y chismes en torno a Cuauhtémoc Blanco tiene una razón de ser y se deriva del resultado electoral del pasado 6 de junio. Como era de esperarse, en el contexto postelectoral los grupos de interés o de presión comenzaron a moverse, mientras se acercaban nuevas fechas “fatales”. Repito: se trata en su mayoría de desempleados y desplazados tras haber sido derrotados en dichos comicios. Con gran colmillo e intenciones perniciosas observaron en su entorno a hombres y mujeres, en su mayoría inexpertos en el análisis político, pero muy interesados en la vida pública, convirtiéndolos en presas fáciles de rumores y chismes, incluidos periodistas noveles (digo esto con el debido respeto), fácilmente manipulables por ignorar quién es quién es Morelos y sus orígenes en la política y la politiquería.
Este fenómeno ha sido estudiado por la sociología moderna y merece ser objeto de nuestra atención conforme nos acercamos a momentos de transición política o a fechas cruciales o “fatales”, como es el inicio del cuarto año del gobierno de Cuauhtémoc Blanco este sábado, escenario alborotado por el arribo del presidente López Obrador, quien anunció su asistencia a la conmemoración del CCLVI Natalicio del Generalísimo José María Morelos y Pavón, cuyo nombre lo lleva nuestro estado, donde habrá una magna ceremonia tradicionalmente organizada y manejada por la Secretaría de la Defensa Nacional. Son los actos que le agradan al presidente. Estos datos se conocen porque fue él mismo quien los difundió en una mañanera en Palacio Nacional, pero ha trascendido que podría inaugurar algunas obras federales y estatales ya terminadas, entre ellas el nuevo Edificio 1 de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
Desde luego que llama la atención su permanencia en nuestra entidad hasta el viernes, un día antes de que arranque el cuarto año de gobierno de Cuauhtémoc Blanco, quien ha padecido en semanas recientes el embate de sus antagonistas en prensa nacional, quienes recurren hasta a hechos sobreseídos para hacerse destacar. Etcétera, etcétera. A mí me parece que no pasará nada frente al morbo, pues Cuauhtémoc Blanco se quedará al frente del gobierno hasta 2024.
Para comprender todavía más este fenómeno de comunicación es necesario recordar que el rumor es “una información que se difunde rápidamente sin estar apoyada por los hechos”. Los rumores se generan cuando existe un hecho relevante o de mucho interés individual para la persona que lo propala; cuando no hay información oficial al respecto; y cuando hay hechos de gran incertidumbre. Por ello es importante identificar cómo se enfrenta un rumor, si puede detectarse, la importancia sobre quién o quiénes lo originan, y si puede preverse o impedirse su circulación.
Los rumores son definitivamente un vacío de comunicación, sobre todo cuando impera un estado de incertidumbre. Su característica más importante es la distorsión a lo largo de la cadena de transmisión. La mejor fórmula para reducir la intensidad del rumor es: reducir y/o establecer límites a la incertidumbre; reducir la creencia en los rumores a través de canales formales y efectivos de comunicación; y diseñar encuentros constantes con los principales comunicadores. Estaremos atentos y después diremos.