LAS AGRESIONES

Por Irradia Noticias

Toda la semana pasada, teniendo como marco el Salón Tesorería del Palacio Nacional y las conferencias de prensa mañaneras, el presidente Andrés Manuel López Obrador insultó a los promotores de la marcha desarrollada el domingo 13 de noviembre en Ciudad de México, secundada por movimientos similares en alrededor de 60 ciudades.

Los llamó hipócritas, racistas, clasistas, aspiracionistas, déspotas, rateros, sabiondos y ladinos, entre otros adjetivos calificativos. En la conferencia de prensa de la víspera, el macuspano arremetió contra sus adversarios de la misma forma, con demasiada agresión, arguyendo que realizaron “un streptease de los conservadores”. Desde luego, minimizó la cantidad de las personas que participaron en la enorme movilización, tal como lo hicieron los más destacados personeros de la denominada Cuarta Transformación. No les quedaba de otra.

A partir del lunes de la semana anterior hasta ayer lunes, el discurso presidencial no ha tenido variantes. Su objetivo es agredir y sobajar a los participantes y organizadores de la marcha opositora a las reformas constitucionales del presidente, en perjuicio del Instituto Nacional Electoral (INE).

LA AGRESIÓN ENTRE POLÍTICOS

Ni duda cabe que los destinatarios de la retahíla del presidente, todos los días, pero especialmente en el transcurso de la semana anterior, no fueron los adversarios del partido Morena ni de la 4T, sino los millones de mexicanos beneficiados con los programas operados por la Secretaría de Bienestar. El discurso presidencial no ha cambiado en su esencia propagandística, aprovechando el hecho de que los antagonistas de AMLO no tienen la misma cobertura en los grandes medios nacionales de comunicación, pero él sí. Su clientela, por lo tanto, escucha y recibe con aprecio todos, absolutamente todos los conceptos vertidos por López Obrador.

Varias veces he escrito sobre los diferentes tipos de agresión, misma que puede desencadenar la violencia -su grado más extremo- tan socorrida por los grupos criminales que se disputan las “plazas”, un día sí y otro también, a balazos y asesinatos. El domingo se vieron muchas escenas de simpatizantes de la 4T, que se acercaron a la marcha para provocar a sus participantes.

Hoy es indispensables referirse a la agresión entre miembros de la clase política, como la que a diario utiliza el presidente, la cual se intensificará conforme nos adentremos en el proceso electoral de 2024, cuyo inicio será en septiembre del próximo año. Los comicios se desarrollarán el 2 de junio de 2024. AMLO anunció ya que la sección de los miércoles denominada “¿Quién es quién en las mentiras?”, se ampliará al resto de la semana, “porque ya están aumentando las mentiras de nuestros adversarios”.

LA SOCIOLOGÍA DE LA AGRESIÓN

¿Qué dice la sociología al respecto? ¿Cómo podemos analizar la agresión política?

Mientras prevalezca la disputa por recursos, entonces habrá conflictos políticos y sociales. La agresión se presenta en individuos, grupos pequeños, asociaciones u organizaciones, clases sociales, entre estados y naciones. Y en un nivel máximo, por parte de coaliciones internacionales.

Cada sujeto puede evidentemente agredir a otros de diverso nivel, como sucede cuando un grupo ataca a un individuo aislado; pero las agresiones son más frecuentes entre sujetos del mismo nivel, verbigracia los políticos.

Los componentes seriales son todos los individuos, grupos, sistemas, mecanismos de decisión, estructuras y colectividades de diversa naturaleza que aportan en forma sucesiva, o son aptos para ayudar, una contribución al desarrollo de una agresión.

Y como sucede en el caso de López Obrador, también se presenta la instigación a la agresión, especialmente por parte de líderes carismáticos e ideológicos, en cuanto aumenta el nivel de tensión entre los destinatarios del mensaje y la dirige sobre el objeto deseado. Ese odio es exacerbado a diario desde Palacio Nacional por el presidente de la República. Todos los días designa a individuos, grupos y quien se deje como chivos expiatorios.

Es indudable que al recurrir a la violencia verbal, AMLO pretende socavar la dignidad y la autoestima de otras personas mediante insultos o humillación. La semana pasada y ayer insultó hasta más no poder a los consejeros del INE, principiando por su presidente, Lorenzo Córdova. Y también a José Woldenberg, el primer presidente del IFE, quien fue el único orador en la concentración de los manifestantes del domingo. Durante la conferencia de prensa de este lunes presentó una lista con los nombres de politicastros de partidos opositores a Morena, también participantes en la marcha. Ya se imaginarán ustedes: ante la percepción de su clientela electoral, AMLO buscó destrozarlos.

En resumen, el discurso presidencial ya no sale de las acusaciones y repartir culpas (a cuatro años de iniciada la actual administración); las palabras degradantes; el bloqueo del diálogo; enjuicia y critica; trivializar; gritar e insultar; ignora reclamos; minimiza todas las situaciones que no le convienen; amenaza; denigra la dignidad de cualquiera que no lo secunde; destruye integridades morales; daña emocionalmente; ataca reputaciones; y desde luego, siembra discordias. Nunca como ahora la sociedad mexicana ha estado tan polarizada, siendo evidente la balcanización mexicana. Así las cosas, se avecina la elección presidencial con más peligros de la historia.

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