LA ZARANDEADA

Por Irradia Noticias

Zarandeada es un derivado del verbo zarandear, cuya definición es “mover a una persona o una cosa de un lado a otro con rapidez y energía”. Ya lo dijo aquel: “Haiga sido como haiga sido”, los hermanos Cuauhtémoc Blanco Bravo, gobernador de Morelos, y Ulises Bravo Molina, nuevo miembro del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en nuestra entidad, le demostraron al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, lealtad y capacidad de operación política en la entidad federativa morelense. Pero, además, le propinaron a Salazar Solorio y sus seguidores, una evidente zarandeada.

A estas alturas del juego político preelectoral, nadie en Morelos desconoce el acuerdo pactado entre Cuauhtémoc Blanco Bravo y Andrés Manuel López Obrador, para utilizar la popularidad del actual titular del Poder Ejecutivo estatal en la elección de nuevo jefe o jefa de Gobierno de la Ciudad de México en los comicios de 2024. Es decir: Blanco, hipotéticamente hablando, dejaría su cargo en Morelos para hacer proselitismo a favor de Morena en CDMX. 

En lo personal, yo no descarto tal escenario, pues si hay algún lugar donde la mayoría de la gente es aficionada al Club América de futbol, esa es la ciudad hoy gobernada por Claudia Sheinbaum Pardo, con quien Cuauhtémoc Blanco tiene magnífica relación. Desde mi particular punto de vista, el deporte de las patadas cala hondo entre la raza. Basta con traer a la memoria un reciente partido en el estadio Azteca, entre el América y otro equipo (no recuerdo cuál), al que asistió el gobernador de Morelos, donde los inchas le gritaron “¡presidente, presidente, presidente!”. “Cuauh”, americanista recalcitrante, es ídolo popular y, analizando este factor frente al imaginario colectivo (desprovisto de individualidad), la raza necesita eso: ídolos.

Tocante a la capacidad de movilización y operación política, Ulises Bravo Molina, apoyado por su hermano desde Palacio de Gobierno (insisto: “Haiga sido como haiga sido”), primero consiguió afiliarse a Morena-Morelos; después, triunfar el 31 de julio en la elección de Consejeros Estatales (obtuvo 25 espacios, de 50, en el Consejo de dicho partido); y finalmente levantarse con el triunfo en la elección de presidente del Comité Ejecutivo Estatal el pasado 27 de agosto. Todos los miembros de la corriente denominada “Rabinismo”, cuyo líder es el ex senador Rabindranath Salazar Solorio, apenas pudieron hacerse de la otra mitad del Consejo Estatal de Morena el 31 de julio. Y si bien es cierto que la misma tendencia consiguió tumbar a Ulises Bravo de la Presidencia del partido en nuestra entidad, también es verdad que eso fue sobre la mesa, no en las urnas.

Es decir: no fue a través de un proceso electoral, sino mediante una resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación como se echó para abajo la victoria de Bravo Molina hace apenas seis días. Los adversarios del multicitado “brother” impugnaron su designación como Consejero Nacional y Estatal de Morena, arguyendo que en 2021 fue candidato a diputado federal por el extinto Partido Encuentro Solidario (PES). Fuera de eso, para la historia de Morena en la entidad quedó el precedente de que un solo hombre le propino tremenda felpa a lo más granado del morenismo en Morelos.

¿Ahora qué sigue? Habremos de ver el alcance de la sentencia de marras emitida por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Porque, al igual que en la corriente “Rabinista” hay gente conflictiva y muy combativa, entre los 24 Consejeros Estatales electos el 31 de julio también existen. Me parece que para la elección de quien releve a Ulises Bravo en la Presidencia del Comité Ejecutivo Estatal, Mario Delgado Carrillo, máximo jerarca del mismo partido a nivel nacional, y sus huestes, deberán proceder con enorme cautela, si desean mantener cohesionado a Morena en la entidad zapatista. Es más: les puedo garantizar que el próximo dirigente estatal emanará de la nueva corriente, encabezada por quien tuvo las agallas de enfrentarse a los “morenistas” tradicionales. No debe perderse de vista que Ulises Bravo ya es militante de Morena en nuestro estado. Y aguas con él en siguientes procesos electivos, pues ya demostró pericia política. Quiérase o no aceptar.

Es muy importante subrayar que, tal como lo constatamos en diferentes épocas (verbigracia cuando Graco Ramírez, en 1993, encontró y aprovechó vacíos dejados al garete por el PRI en Morelos), quienes aún se sienten dueños de Morena en esta entidad fueron evidenciados como auténticos simuladores. Efectivamente: en procesos electorales federales, como los de 2006, 2012 y 2018 se colgaron de la popularidad y arrastre de López Obrador. Gracias a ello, la mayoría consiguió hacerse de un bien remunerado cargo de elección popular. Más de un personaje logró consolidar la situación patrimonial propia y la de varias generaciones familiares. No nos hagamos pendejos. Es la absoluta realidad. Pero, eso de que tenían arrastre en cualesquier región morelense, es la más grande falacia. No es verdad. Así lo demostraron el 31 de julio durante la elección del Consejo Estatal del partido.

¿Qué le queda por hacer a Rabindranath Salazar Solorio, hoy bastante desarraigado de muchas regiones morelenses debido a prolongados años de haber trabajado en Ciudad de México? Alcanzar y rebasar a los que se le atravesarán en el camino y que buscan también la candidatura gubernamental de Morena. Sin temor a equivocarme, puedo decirles a ustedes que el senador Ángel García Yáñez (no sé si llamarlo priísta o aliancista, o no sé qué) es más popular y mejor identificado por la raza en infinidad de localidades, gracias a su colaboración para llevarle “pan y circo” al pueblo. Se nota que posee un amplio conocimiento sobre todas las ferias patronales, de esas que abundan en nuestra entidad, llevando sus caballos y toros a infinidad de jaripeos. Es algo semejante a la forma en que Joan Sebastian consiguió situarse en la base social, en el imaginario colectivo.

Confiar en el hecho de que, dentro de Morena, es el “candidato natural” a la gubernatura, no le será nada benéfico a Rabindranath. Lo peor: mantener encendidas sus veladoras ante la imagen de López Obrador tampoco le asegurará la postulación (dedazo, pues). A estas alturas del partido, asimismo, pesan sobre Salazar Solorio y otros seguidores suyos, algunas leyendas vinculadas a hechos discrecionales, de lo cual, presuntamente, está enterado el presidente de la República. Y la aplicación de una encuesta para definir al abanderado morenista al cargo hoy ocupado por Cuauhtémoc Blanco, desde mi particular punto de vista es otra enorme farsa. Hoy por hoy, quien manda sobre Morena-Morelos es López Obrador. Aquí estaré atento sobre cómo evolucionan los acontecimientos dentro del multicitado instituto político. ¡Urge una verdadera operación política! Pero no a la manera de César Raúl Ojeda Zubieta, quien desde Tabasco y tras su fallido paso por Morelos, se burló en días recientes de distinguidos morelenses. ¡Mejor ni se pare por acá, señor “Ojete” Ojeda Zubieta!

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