La línea está definida para asignar las próximas candidaturas del partido político Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Fue expresada y defendida por su líder máximo, el presidente Andrés Manuel López Obrador: serán las encuestas. Es, sin duda alguna, la vía más pragmática, la ruta que reduce las probabilidades de derrotas electorales. Y es más fácil de operar, incluso más barata que los procesos internos, abiertos a la votación de militantes y simpatizantes que, por lo general, acaban en inconformidades, divisiones e impugnaciones.
No se ve ninguna posibilidad de que López Obrador cambie de estrategia para la selección de candidatas y candidatos. Ya para las elecciones intermedias de 2021 -y las subsecuentes- así fue y así será para las del 2024. Ni aun surgiendo un movimiento interno en Morena, por nutrido, representativo y mediático que fuera, habrá una modificación. Aunque siempre queda espacio para la negociación y las decisiones de partido o de Estado, que finalmente podría tomar uno solo, el propio presidente de la República.
El argumento político es claro. La intención explícita es que las decisiones las tome el pueblo a través de la consulta estadística. De fondo, lo implícito, es que los estudios demoscópicos son la mejor herramienta para elegir a los candidatos con mayores probabilidades de ganar en las contiendas constitucionales.
La operación de la estrategia se complementa con el compromiso firmado de los participantes en las encuestas de aceptar los resultados. Por lo regular esto genera menos conflictos que las elecciones internas vistas en otros procesos electorales, tras la selección de aspirantes. Es menos costoso que asignar presupuestos y permitir la competencia económica entre los aspirantes, pago de estructuras, movilizadores y hasta compra de votos.
No es tan sencillo tampoco, pues imagine usted llevar a cabo 300 encuestas para seleccionar a los candidatos a diputados federales, 32 ó 64, según decida el presidente, para senadores, las de gobernadores, las de presidentes municipales y diputaciones locales, uf, es un mundo de encuestas que, si se hacen cara a cara, ninguna casa encuestadora podría hacerlas por sí sola. Pero sí es posible que se distribuyan entre encuestas domiciliarias y encuestas telefónicas, según las características de cada demarcación. Esto ya se ha hecho y ha funcionado bien.
La experiencia también ha mostrado que cuando, a pesar de los resultados de las encuestas, se opta por la decisión de partido, por el compromiso político, como sucedió a Morena en Cuernavaca, por ejemplo, en la elección del 2021, el riesgo de perder en las urnas se incrementa. Con todo, si al final del proceso selectivo los resultados no son tomados en cuenta o no del todo son tomados en cuenta, es un riesgo que los aspirantes deberán correr.
Sigue siendo, entonces, un proceso en el que intervendrán diversos factores. Ser el mejor posicionado en la encuesta que se lleve a cabo no necesariamente garantiza la candidatura, porque podría entrometerse la decisión de partido, el acuerdo desde arriba, el supremo dedo presidencial, como ya lo hemos visto en anteriores ocasiones.
De cualquier forma, quienes aspiren a obtener las candidaturas, para tener posibilidades reales, deberán encontrarse entre los primeros lugares. Más adelante abundaré en la técnica que se utilizará. Por lo pronto, adelanto, esos deberán ser los seis mejor posicionados. Los demás no podrán llegar ni a la encuesta final.
Y para iniciados
¿Estuvo en riesgo la mayor inversión extranjera del sexenio en México, luego del arrebato de López Obrador de vetar a Nuevo León y condicionar a Tesla para que se instale en otro estado de la República? Yo creo que no. Elon Musk y Samuel García tenían muy bien calculado que el ánimo de protagonismo de Andrés Manuel, al sentirse fuera de la jugada, no llegaría a tanto. Afortunadamente, ganó la razón y el presidente reculó, ya no puso trabas ni vetos. Tampoco podemos decir que se haya doblado ante Tesla. No. Simplemente, estuvo fuera de su alcance formar parte de este proceso, más allá de para aceptar la propuesta de inversión, luego de su exabrupto mañanero.
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