Los riesgos del populismo exacerbado, recargado, pagado de sí mismo, previstos desde los primeros anuncios de la segunda candidatura de Donald Trump hoy ya son una realidad. Las guerras de Trump son hacia afuera y hacia adentro de su país. Ahora alcanzaron a los migrantes, documentados o no, particularmente a los mexicanos.
Los cuestionamientos acerca de si las protestas de migrantes en Los Ángeles, California, fueron provocadas e influenciadas por agentes externos a los propios grupos de migrantes están fuera de lugar, porque resulta evidente que la derivación en los actos de violenciaefectivamente son producto de las provocaciones.
Sin embargo, esas provocaciones no vienen de un sólo lado, sino de varios.
Trump envió un total de cuatro mil militares de su Guardia Nacional y setecientosmiembros de la fuerza de élite de los marines, bajo el pretexto de contener las manifestaciones de violencia que pretenden evitar las detenciones y los procesos de deportación, sin contar con la aprobación del gobierno estatal de California. Esa es una clara provocación.
Las redadas en los tradicionales lugares de reunión de migrantes en busca de trabajo, con el uso y abuso de la fuerza, es otra forma de provocar.
En ambos casos, las declaraciones de Trump en sus redes sociales, ya no haciendo uso del término “migrantes”, sino llamándolos “pandilleros” e “insurrectos”, forman parte también del conjunto de provocaciones.
Pero no son las únicas. El haber premeditado la quema de patrullas y vehículos no tripulados, por parte de los manifestantes, por cierto, los más jóvenes entre ellos, a la par de la utilización de una bandera extranjera, la mexicana, mientras se enfrentan a los militares estadounidenses, también es una provocación.
Bajo este contexto, junto con los aranceles y la propuesta de cobrar impuestos a las remesas, está prevista la reunión del G7, del 15 al 17 de junio, en Canadá, donde podría llevarse a cabo el primer encuentro personal entre la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, y su homólogo estadounidense.
De pronóstico reservado, pues sería la primera ocasión en que se vean cara a cara estos dos populismos, uno de izquierda y el otro de derecha.
Y PARA INICIADOS:
A Juan Emilio Elizalde Figueroa, le están reviviendo una acusación del año pasado. En una carta abierta, publicada el 19 de junio de 2024 por el hijo del magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia del estado de Morelos, Yrak Emilio Elizalde Yñiguez, denunció “los actos de irresponsabilidad, intimidación, amenazas y venganza” de su padre. Lo acusó de haberse negado a cumplir con sus obligaciones como progenitor por cuarenta años, hacer uso de documentos y testigos falsos, así como de abuso de poder, llegando al grado de intentar hasta quitarle legalmente su apellido. Por si algo faltaba en la crisis que vive el Poder Judicial local, ahora sobrevienen estos severos cuestionamientos, pues Juan Emilio puede argumentar lo que fuera para no cumplir, menos el carecer de recursos ni el no estar dispuesto a acatar las leyes. El silencio no es opción para el flamante presidente de la corte. Algo tendrá que contestar para poder atajar la rumorología que ha comenzado a extenderse de nueva cuenta.
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