Ya salieron las listas con los nombres de quienes pasan a la siguiente etapa en el proceso de designación de candidaturas locales para el 2024. En muchos casos, sigue siendo una larga lista de mujeres y hombres que están buscando la nominación por Morena y sus aliados.
Aunque aparecen muchos que estatalmente son francamente desconocidos, es probable que en sus localidades sí gocen de cierta popularidad y puedan ser competitivos. Sin embargo, la marca partidaria es la que sigue pesando más en la generación de confianza acerca de que pueda ganarse la elección.
El próximo tres de enero habrán de darse a conocer los nombres definitivos, puesto que las posibilidades de que alguna impugnación prospere son casi nulas. Las convocatorias para la designación a diputaciones y ayuntamientos están blindadas, no nada más por la aceptación de que, pase lo que pase, quienes se inscribieron firmaron de antemano que aceptarían las resoluciones, sino también porque los órganos internos del partido, como la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia, están dispuestos a todo para acallar las voces de inconformidad, aun si eso representa ir en contra de la honestidad y la justicia que tanto pregonan.
El mecanismo ya está dispuesto, junto con la apariencia de inclusión de todas y todos los que cumplieron con los criterios mínimos para competir en la interna. En este momento, las palabras de los participantes al respecto del proceso serán similares a las de quienes fueron incluidos en la selección de la candidatura a gobernador, antes de que los descartaran por un dedazo de antemano decidido.
Dirán que hasta el momento ha sido un proceso transparente, inclusivo y democrático. Que el partido ha cumplido con los términos de la convocatoria y confían que, en la encuesta final, la de preferencias, serán favorecidos por los encuestados. Pero eso habrá de cambiar el mismo día tres de enero, cuando la inmensa mayoría no vea su nombre entre los designados y sepan que ya no hay otros cargos de elección popular a los que puedan aspirar bajo las siglas de Morena.
Ahí es donde la desbandada podría producirse, los opositores estarán muy al pendiente de todos aquellos inconformes que al final pudieran decidirse a dejar las filas morenistas por no haber sido beneficiados con la candidatura que anhelaban. Habrá entre ellos quienes sientan que cuentan con la fuerza suficiente para ganar siendo registrados por otro partido político, ya sea del frente opositor o por Movimiento Ciudadano.
Así es, las largas listas de Morena y sus aliados son una navaja de doble filo. Por un lado, dieron la impresión de haber incluido a quienes cuentan con popularidad suficiente para contender, pero, por otro lado, también dieron alas a las y los inscritos para pensar que si no quedan en Morena podrían tener posibilidades con otra marca partidaria.
Los partidos de oposición, por su cuenta, estarán ávidos, al asecho para ofrecer posiciones a los desilusionados con el proceso de Morena, que serán muchos.
Y para iniciados:
Para la inmensa mayoría de los políticos la palabra “lealtad” no es más que parte de un discurso que funciona bajo tiempos y circunstancias. Cuando ya no conviene a sus intereses sus lealtades cambian. Hasta dentro de los mismos equipos cercanos a los líderes se produce el llamado “fuego amigo”. Nos han comentado sobre las estrategias que ya están preparando algunos que están abiertamente de un lado, pero que bajo la mesa apoyarán al otro bando. Se va a poner muy interesante la feria de las traiciones.
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