El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México desde su inauguración en 1928 bajo el nombre de Puerto Aéreo Central destinado a la aviación civil, se ha transformado de acuerdo con las necesidades al incrementar sus operaciones. En 1939 se inauguró un nuevo edificio terminal y su torre de control.
En la década de los sesenta, el PAC cambia de nombre a Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y en la década siguiente el AICM tuvo de nuevo mejoras notables entre las que destacaron la inauguración de la nueva Torre de Control en 1978, que a la fecha sigue en operación y la remodelación del Edificio Terminal, en 1979.
En 1994, los síntomas de saturación del AICM obligaron por primera ocasión a restringir las operaciones de aerolíneas privadas que no fueran vuelos comerciales o gubernamentales; es decir, se prohibieron los vuelos de aviación general.
En el primer año del siglo XXI se amplió el AICM equipándolo con ocho nuevas posiciones de contacto. Ese mismo año se anunció el proyecto de construcción de un nuevo aeropuerto en la zona de Texcoco. Sin embargo, este proyecto no prosperó debido a diversos conflictos sociales y políticos. Las políticas públicas de protección al medio ambiente obligaron a modificar el proyecto original de modo que se requería una mayor superficie para el mismo, incidiendo en un conflicto por pretendida expropiación con los ejidos de Atenco y Texcoco.
En mayo de 2003, comenzó una estrategia de ampliación y modernización de las instalaciones existentes. Se amplió tanto la terminal nacional como la internacional, y se construyó la nueva Terminal 2 que inició operaciones en 2007. Además, se realizaron otras obras importantes como la adecuación de vialidades y estacionamientos, expansiones de pasillos, salas de espera, aduanas y de reclamo de equipajes, entre otras.
Con estas acciones, el AICM pasó de atender 20.5 millones de pasajeros en 2002 a 38.4 millones al cierre de 2015, un incremento de 87.3% en el periodo mencionado. La demanda de servicios aeroportuarios en la Ciudad de México presentó de manera recurrente una tendencia creciente, lo cual se reflejaba en un incremento en el uso de las pistas de aterrizaje del puerto aéreo. Esto provocó que el número de operaciones por hora se haya incrementado significativamente a 61, en algunos periodos, ubicándose por encima de su capacidad máxima, 45 operaciones por hora.
En aquel entonces el principal problema operativo que enfrentaba era la saturación del espacio aéreo, derivado de que las dos pistas de operación aérea con las que cuenta no cumplían con la norma internacional de distancia requerida para realizar operaciones simultáneas. En este sentido, las consecuencias que se derivaron son diversas.
Con el fin de optimizar y poder realizar más operaciones por hora, disminuir la saturación y permitir que los vuelos salieran y llegaran con puntualidad en el AICM, tal como sucede en los aeropuertos de Londres, París, Houston o Ámsterdam que, dicho sea de paso, son centros de conexiones aéreos, en abril de 2021 el gobierno federal, tras haber cancelado la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que hubiera dado solución a esta problemática, puso en operación el nuevo espacio aéreo para la zona metropolitana para la operación simultánea del Aeropuerto Benito Juárez, el Felipe Ángeles de Santa Lucía y el aeropuerto López Mateos de Toluca.
El pero del rediseño es que se perdió el objetivo original, el SENEAM sólo repartió el mismo número de operaciones por hora entre los tres aeropuertos, y ojo, esto es lo más preocupante: borró todas las rutas anteriores y las nuevas no están certificadas en materia de seguridad por ningún organismo internacional, no fueron avaladas por la empresa francesa NavBlue, que contrató SEDENA, y menos aún por Mitre, el consultor externo que diseñó el espacio aéreo del aeropuerto de Texcoco, y quien aseguró que no era viable operar simultáneamente el AICM y el aeropuerto de Santa Lucía.
El presidente López Obrador tiene buenas y malas ideas, son sus colaboradores los encargados de desarrollarlas, en este caso, el no hacerlas bien, las consecuencias se están sufriendo, en lo que va del año, en el AICM se han tenido 17 incidentes de alta contingencia aérea, el más reciente el pasado domingo, el gobierno federal sin brindar mayores detalles, después de siete años de haber detectado el conflicto aéreo, ayer acordó con las líneas aéreas ordenar el sistema aeroportuario, ha dicho una y otra vez que el nuevo espacio aéreo respeta la normatividad de la Organización de Aviación Civil Internacional, con la que han mantenido reuniones para recuperar la categoría 1 de la Aviación, con lo ocurrido, definitivamente este año no se tendrá, seguiremos estando en la segunda división y con un alto riesgo en el espacio aéreo metropolitano.
Recordemos que no se controla lo que no se planea.
