¿Cuántos casos tuvieron que sucederse y lo más grave, esconderse, para dar paso a establecer lineamientos en la búsqueda de prevenir y atender la violencia sexual en planteles de bachillerato del país?
Esa cifra jamás podrá calcularse; desde siembre ha existido el denominado bullyng y el acoso sexual en las sedes educativas, públicas y privadas. Su invisibilidad ha sido parte de una ausencia cultural o mejor dicho, de una descultura, que todos hemos aceptado.
La subsecretaria de Educación Media Superior de la Secretaría de Educación Pública, Nora Ruvalcaba Gámez, presentó los lineamientos, de manera virtual, a más de mil 300 directores de los subsistemas de ese nivel educativo en todo el país.
El objetivo: Brindar acompañamiento a la comunidad educativa para prevenir, identificar, atender, dar seguimiento y sancionar los casos de violencia sexual que se susciten en planteles de los subsistemas de Educación Media Superior.
El procedmiento: En caso de violencia sexual el docente debe notificar el caso al direct@r del plantel, quien a su vez tendrá que informar y orientar a la madre, padre o tutor de la víctima para que bajo su consentimiento se actúe de inmediato.
Se canalizará a la víctima para su valoración física y sicológica a la institución o al centro de salud más cercano al plantel, se elaborará el acta circunstanciada de hechos, se informará a la dirección general y al área jurídica del subsistema y se procederá a la denuncia correspondiente con asesoría del personal jurídico del plantel, y el retiro inmediato del presunto agresor durante la investigación.
Por supuesto que no serán suficientes estos lineamientos para erradicar esta delesnable práctica, pero es un comienzo aunque tardío, que podrá revertir las intenciones de aquellos que ni siquiera debieran pisar un aula al equivocar el rumbo de ser mentor.
Muchos de nosotros, o fuimos víctimas o participamos en el denominado bullyng, o tal vez callamos ante estos hechos; en el caso del acoso y violencia sexual tal vez sean menos las víctimas pero nada justifica que esto prevalezca.
Estos Lineamientos deberán permear para dejar de ser solo eso, líneas a seguir, sino un cambio en la actitud escolar de directores, profesores, alumnos y padres de familia.