Acto número uno. Donald Trump asume la presidencia de los Estados Unidos, comienza a firmar órdenes ejecutivas, hace nombramientos y despidos de funcionarios públicos, entre ellos, el del director de la Administración Federal de Aviación, dejando sin titular al organismo encargado de la seguridad aérea.
Acto número dos. Pasan nueve días de su mandato y se presenta una primera gran tragedia. Colisionan en el aire un avión comercial y un helicóptero militar, con saldo de 67 víctimas mortales. Los estadounidenses y el mundo se conmocionan. Resulta evidente la necesidad de investigar y explicar los hechos.
Acto número tres. Trump ofrece una rueda de prensa. Culpa a los gobiernos encabezados por Barak Obama, quien gobernó del 2009 al 2012, y a su antecesor, Joe Biden, por haber disminuido los estándares de seguridad al haber contratado a trabajadores con “discapacidades intelectuales severas, problemas psiquiátricos y otras condiciones mentales y físicas”, criticando y condenando los programas de diversidad, equidad e inclusión.Según él, los controladores aéreos deben ser “intelectualmente superiores” y ordena revisar, o sea, identificar y despedir, a los controladores aéreos contratados bajo protocolos de inclusión.
La obra se llama: Échale la culpa a los de atrás. Como cualquier gobernante egocentrista, de perfil autoritario, la culpa de todo la tendrán quienes estuvieron al frente de la administración en periodos anteriores. No importa si sus decisiones precipitan o complican, destruyen o degradan. Nunca serán ellos ni sus colegas, también miembros desus partidos políticos, los responsables de nada, sino los otros, los adversarios ideológicosy políticos.
¿Y qué cree? Les funciona excelente con sus seguidores, sus votantes y los líderes de sus partidos. ¿Acaso no le vienen a la memoria ciertos personajes -como ya saben quién y ahora, recientemente, el gobernador de Tabasco– echando culpas a los neoliberales de hace treinta años por los problemas que han sido incapaces de resolver o, de plano, se agudizaron durante sus gobiernos?
Eso, en lo general. Pero hay más de fondo. La tragedia en Estados Unidos está siendo aprovechada por Trump para fortalecer la lucha ideológica de la ultraderecha en contra de las políticas izquierdistas incluyentes. De ahí se va a agarrar, como de todo lo demás, para socializar e imponer el combate a la cultura “woke”, a fin de restablecer condiciones racistas, desiguales y excluyentes. Afirmando la falacia del populismo supremacista.
Insisto, como lo he afirmado en múltiples colaboraciones: tan peligrosos son los populistas de izquierda como los de derecha. Lamentablemente, todo apunta, en buena parte del mundo, a la derrota de la razón, esperemos sea sólo temporal, con la imposición de las mayorías electorales, por sobre los derechos, las demandas y necesidades de las minorías.
Y para iniciados:
Todavía sin resultados en las investigaciones de los ataques armados más sonados a principios de año, y se produce otro en Temixco, a las puertas de un plantel educativo. La presencia tardía de la Guardia Nacional, el Ejército y las policías, estatal y municipal, pusieron de nuevo en el foco de atención al talón de Aquiles de la seguridad y la paz: la prevención del delito. De ninguna manera debemos normalizar este tipo de sucesos. Tanto la secretaria de Educación, Karla Aline Herrera Alonso, como el director del IEBEM, Leandro Vique Salazar, deberían procurar que estas niñas y niños, luego de haber vivido estos momentos de angustia y miedo, reciban atención especializada, no sólo para superarlo, sino comprender que ni es normal, ni debe ocurrir.
La información es PODER!!!
