TERCERA PARTE
Continuamos con los puntos más destacados, según nuestro punto de vista periodístico, del mensaje del presidente, Andrés Manuel López Obrador que pronunciara con motivo de la histórica marcha multitudinaria, ahora nos referiremos a las finanzas públicas:
Muy importante destacar que no se ha contratado deuda nueva o adicional, y se preguntó el mandatario: ¿Se acuerdan cómo era la receta, y todavía la siguen aplicando lamentablemente, nada más que más lejos? Cada vez que había una crisis: se recurría a contratar deuda para rescatar a los de arriba, porque decían que, si llovía fuerte arriba, goteaba abajo, como si la riqueza fuese permeable o contagiosa.
O decían: ‘Mira, si se llena el vaso, si se llena la copa, se derrama’. No, esa es una mentira, un sofisma, se va llenando la copa y ponen otra, y nunca se derrama nada. ‘Es también -decían para justificar a los políticos corruptos-, se baña, pero salpica’. Y lanzó el chascarrillo definitorio: ¡Al carajo con todo eso! Todo el apoyo es de abajo hacia arriba.
Hemos demostrado que en materia de política económica funciona la fórmula de desterrar la corrupción y de acabar con los lujos y el derroche en el gobierno. Cobrando impuestos, sin aumentarlos, sólo cobrando impuestos a las grandes empresas y bancos, que nunca pagaban hemos fortalecido la hacienda pública con un billón 890 mil millones de pesos adicionales en cuatro años. Por combatir el huachicol se han recuperado 236 mil 134 millones de pesos.
El plan de austeridad republicana o el criterio de que no debe de haber gobierno rico con pueblo pobre, así como no permitir la corrupción en contratos de obras y servicios nos ha permitido ahorrar 574 mil millones de pesos.
Siempre he sostenido que el poder es humildad y que la austeridad no es un asunto administrativo, sino de principios, por eso en nuestro gobierno no hay lujos, ni derroche. Por ejemplo, cuando llegamos al gobierno la Presidencia manejaba un presupuesto de tres mil 600 millones de pesos, este año vamos a ejercer menos de 600 millones. Y así en todos los institutos, empresas, en las secretarías del gobierno federal, y también ya se empieza a notar en los gobiernos estatales.
Para dar un dato: en cuatro años no hemos comprado un solo auto nuevo para ningún funcionario del Poder Ejecutivo federal. CONTINUARÁ