Según testigos y participantes, la reunión entre los consejeros del Instituto Nacional Electoral y el Presidente de la República, se generó en un marco de mutuo respeto: ante la investidura del primer mandatario y la autonomía del INE. No podría ser de otra forma.
La confrontación que se vivió durante varios años contrasta con la visita a Palacio Nacional; sin embargo lo que es importante y trascendente, es que ni los antagonismos ni los amiguismos ni la concordia influyan en los análisis y decisiones jurídico electorales.
Será precisamente tema a debatir el proceso interno de Morena; varios partidos políticos y actores han acudido ante la autoridad electoral y a tribunales, bajo el argumento de que se violenta la norma, toda vez que es un claro proselitismo electoral adelantado.
Para Morena y el Presidente de la República, es una actividad interna de la 4T, en donde no se pide el voto, y en la que solamente se hablará de los logros del proyecto sexenal y su proyección. El objetivo, aseguran, es el levantamiento de una serie de encuestas que permitan designar un “defensor” precisamente de ese esquema de gobierno.
En efecto, los dirigentes de Morena y sus asesores, han aprendido, se manejan en el equilibrio para no cruzar esa raya delgada que los llevaría a la ilegalidad. En este caso se busca un defensor no un candidato, se trabaja para una encuesta no para buscar el voto, se trabajará en armonía y sin debates, hasta se reservarán su derecho de no acudir ante medios que puedan cuestionar a la 4T.
No cabe duda que la organización morenista aunque es predecible, se conocían los pasos a dar desde hace varios meses, vuelve a sorprender a los grupos opositores que no saben por donde iniciar.
Hacia el interior ya hay una piedra en el arroz: el anuncio de Yeidckol Polevnsky para sumare a la contienda contrasta ante el anuncio del dirigente nacional Mario Delgado cuando aseguró que máximo 6 podrían jugar y mínimo cuatro irían a la final. Hay de dos sopas: la dejan entrar o se irá a tribunales este proceso.
