En un mensaje publicado en redes sociales y, después, confirmado en el despacho oval de la Casa Blanca, Kristi Noem acusó a Claudia Sheinbaum de alentar las protestas violentasen Los Ángeles.
En ese sentido, los ataques contra la presidenta mexicana parecen planeados, orquestadosy calculados con toda premeditación.
Primero, porque no es Donald Trump quien directamente se lanza contra la primera mandataria mexicana, pero, con su presencia y silencio, avala las declaraciones de su secretaria de Seguridad Interior.
Segundo, debido a que no es ninguna casualidad que hayan encargado a una mujer, Noem, de arremeter contra Sheinbaum, librando, por el momento, un revire con argumentos de género y machismo.
Tercero, a las declaraciones de la responsable de las agencias encargadas de las redadas y el control migratorio, se sumaron voces de ultraconservadores, por supuesto, partidarios y defensores de las acciones represivas de Trump, llevando el tono a niveles de escándalointernacional.
Y cuarto, suceden precisamente a unos días de la reunión anual del G7, en Canadá, país que corrió la cortesía de invitar a Sheinbaum, aunque México no forma parte de ese exclusivo grupo de los países más poderosos del mundo y a la que la presidenta mexicana aceptó asistir y donde podría tener un encuentro personal con su homólogo norteamericano.
Un ejemplo de la ferocidad de estos ataques son las afirmaciones del destacado trumpista, Charlie Kirk, quien señaló a Sheinbaum como “una amenaza a Estados Unidos más grande que Vladimir Putin”, acusando a México de una “insurrección” y recomendando el uso de misiles contra los cárteles mexicanos, así como catalogándolo como “un país conquistado”, parte del “Tercer Mundo despreciable”. Ni qué decir de quienes, en contra de las protestas, dicen a los manifestantes que, si tan orgullosos están de México, se regresen a su país.
La presidenta, su partido y sus aliados se desmarcaron de inmediato de cualquier incitación o participación en las jornadas violentas de protesta. Y es cierto, no llamaron públicamente nunca a movilizaciones violentas contra las políticas antiinmigrantes. Pero sí lo hicieron, comenzando por Claudia Sheinbaum, a la movilización en contra del impuesto a las remesas, en repetidas ocasiones. Una de dos: o de esas declaraciones se agarraron los gringos, dando una lectura malévola, o ellos saben algo, a través de sus servicios de inteligencia, que nosotros desconocemos.
Como sea, más valdría tomar todo tipo de precauciones si Claudia Sheinbaum asiste a la reunión del G7, pues, en mi opinión, los gringos le están tendiendo una trampa.
Y PARA INICIADOS:
Una vez más las imprudencias discursivas de Gerardo Fernández Noroña, en su afán de protagonismo, acapararon los reflectores. Sus burlas contra el senador estadounidense, sobre el impuesto a las remesas, aquí pueden ser consideradas como provenientes de un porro de la política o de un iluso y creído payaso. Pero, allá, son las palabras, nada más ni nada menos, que del presidente del Senado mexicano. Y el problema es que eso podría costar mucho dinero a las familias mexicanas más pobres del país. Y todo por la ignorancia e incontinencia verbal del senador Noroña.
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