LA BUENA Y LA MALA IMAGEN

Por Irradia Noticias

Puede ser que a usted ya le haya tocado recibir una llamada telefónica que realiza un robot, en la cual, mediante una grabación le hacen unas tres o cuatro preguntas, a modo de encuesta. No tarda en darse cuenta de que no incluyen más que a uno o a pocos de los aspirantes a la candidatura a gobernador de Morelos y, entonces, ya sabe que se trata en realidad de promocionar a una persona en lo particular.

También es muy probable que si usted suele consultar en su teléfono información en páginas Web también le hayan aparecido en múltiples ocasiones imágenes y vídeos, con apariencia de notas informativas, pero que no son más que propaganda personalizada y que, incluso, ya esté harto de estar viendo tantas veces las mismas publicaciones o muy parecidas unas con otras.

Váyase acostumbrando, las nuevas tecnologías llegaron también a la política para quedarse. Y su uso será cada vez más regular. El problema de ello, por un lado, no radica tanto en su uso como en su abuso, porque llega un momento en que, tal bombardeo, cansa al receptor de los mensajes y puede despertar hasta animadversión. Por otro lado, aun cuando las campañas sean efectivas para efectos propagandísticos, llevarlas a cabo al vapor, tratando de construir una buena imagen pública en poco tiempo es más difícil de lo que creen algunos asesores de los políticos.

Con todo y lo bien diseñadas que sean las campañas propagandísticas, requieren de una planeación estratégica y de tiempo suficiente para alcanzar los objetivos deseados. Deben pensarse, en tiempo y forma, como tiros de precisión y no como escopetazos que se lanzan a ver a qué se le pega. Hasta la segmentación por el tipo de audiencia a la que vaya dirigida es clave y eso lo tiene claro cualquier consultor político serio y verdaderamente profesional.

Ahora bien, construir una imagen pública positiva, atractiva para el electorado, sobre todo para el que no esté inmerso en el ámbito político, digamos el ciudadano promedio, lleva tiempo y perseverancia, no es fácil. Pero, revertir una mala imagen pública para transformarla en positiva es francamente una tarea titánica. Recuerde usted casos icónicos como el del expresidente Enrique Peña Nieto, tras su malograda participación en una feria del libro, por ejemplo. Por más que intentaron cambiar la imagen de ignorante que se formó, nunca logró desprenderse de la misma. No hubo propaganda que lo lograra.

Algo similar pasa con quienes se han hecho fama de corruptos, mentirosos o autoritarios. Por más dinero que le pongan a una campaña para mejorar su imagen será muy difícil que lo logren. En mercadotecnia, la primera condición para que la campaña de un producto sea exitosa a largo plazo es que el producto a vender sea bueno, que cumpla en la realidad con lo que se ofrece al consumidor, porque si no, este último termina rechazándolo.

Bajo estas consideraciones, tómese usted un poco de tiempo para analizar los nombres que están incluidos en la encuesta de Morena que se llevará a cabo en los próximos días. Y reflexione cuál es la imagen pública que tienen cada uno de estos seis personajes: Por parte de las mujeres, Margarita González Saravia, Sandra Anaya Villegas y Tania Valentina Rodríguez Ruiz. Y por parte de los hombres, Juan Salgado Brito, Rabindranath Salazar Solorio y Víctor Mercado Salgado.

Saque usted sus conclusiones.

Y para iniciados:

Nos cuentan que el trato que recibieron los aspirantes de Morelos en la reunión con Claudia Sheinbaum, del pasado lunes, fue cordial en términos generales. Sin embargo, sí hubo diferencias notables, particularmente para los aspirantes morelenses. Tres de los personajes destacaron por el tiempo y la atención que dedicó a ellos la coordinadora nacional y por conocer a buena parte de los presentes, hubo otros que fueron casi arrimados al fondo. Adivinó usted, los que destacaron fueron Margarita González Saravia, Juan Salgado Brito y Rabindranath Salazar Solorio.  

La información es PODER!!!

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