Voy a retomar el tema de los ejercicios de sondeo en las redes sociales. Como comenté en la ocasión anterior, las encuestas que se realizan al través de las diferentes plataformas tienen muchas limitaciones de carácter técnico y metodológico. Carecen del rigor necesario para que sus resultados sean extrapolados a la población en general o para hacer inferencias a las que puedan dárseles un valor científico, pero sí son útiles para darnos una idea de algunos temas en particular.
Esas ideas, esos sondeos, versan sobre el ánimo que tienen nuestros seguidores en redes y el funcionamiento de las redes de quienes, a su vez, compartan los ejercicios de consulta. Pero dar por cierto que la opinión y el estado de ánimo de nuestros seguidores representan a la población en general o al conjunto de los electores, es una equivocación.
En la misma forma, hay que tomar en consideración el funcionamiento de los algoritmos, diseñados específicamente para que a los usuarios de redes sociales les aparezcan en sus contenidos las publicaciones según sus preferencias y búsquedas más regulares. Ahí se produce un sesgo más, otra limitante. Por eso es que, aunque se inviertan fuertes cantidades de dineros en propaganda pautada, habrá un límite de receptores potenciales de la misma, que no se podrá superar simplemente metiendo más dinero.
Y ya ni digamos si alguien echó a andar alguna granja de bots que, además de que resultan evidentes cuando se hace una revisión de los perfiles en cuestión, si se tiene un poco de paciencia, son bloqueados e inutilizados.
En fin. Lo que tenemos claro es que, con todo, las redes sociales sí influyen en la opinión de los cibernautas y sí son una herramienta clave para la política de hoy en día. Aunque hay que saber para qué sirven y para qué no. Qué nos van a aportar y qué está fuera de su alcance.
Dicho esto, vamos con los resultados de la pregunta que hicimos en Twitter a propósito de la conmemoración del Día Internacional del Trabajo. Y fue, ¿quién de las siguientes personas consideras que es más trabajador? En virtud de que Twitter únicamente permite cuatro posibles opciones de respuesta seleccionamos, en esta ocasión, a los tres aspirantes a la gubernatura, por Morena, mejor posicionados en el Tracking Poll de abril, y al claramente candidato del gobernador, Cuauhtémoc Blanco.
Respectivamente: Juan Ángel Flores Bustamante, hasta el momento el mejor posicionado en las encuestas con mayor rigurosidad técnica, a Juan Salgado Brito, quien desde que se incorporó a la competencia viene escalando posiciones y ya se encuentra en segundo lugar, a Rafael Reyes Reyes, quien ha obtenido valoraciones sobresalientes, y a Víctor Aureliano Mercado Salgado, cuya propaganda, a partir de su historia personal y sus cargos como funcionario público, ha cobrado notoriedad en estos meses.
La encuesta estuvo activa durante 24 horas. En las primeras doce horas, Juan Ángel Flores se mantuvo a la cabeza en las preferencias de nuestros seguidores con un margen de diez y hasta quince puntos de ventaja sobre Juan Salgado Brito. Sin embargo, poco a poco la diferencia se fue acortando, dando la vuelta casi al finalizar el lapso.
Porcentualmente, nuestros seguidores consideraron que el más trabajador es Juan Salgado Brito, con el 44%, seguido de Juan Ángel Flores, con 36%, Víctor Mercado, 14%, y Rafael Reyes, 6 por ciento.
Si alguna enseñanza puede dar este tipo de ejercicios, es que quienes apuesten, al menos parte de su estrategia a redes sociales, deben afinarlas y aceitarlas para poder construir una imagen de aspirantes competitivos.
Y para iniciados
Marcelo Ebrard inició ya la embestida política contra sus adversarios. Reveló que no ha recibido respuesta de su partido a la carta que envió desde diciembre pasado, puso en la mesa su negativa a que haya un acuerdo político que evite divisiones cuando se decida a la corcholata que será quien encabece la candidatura y manifestó su rechazo a que la decisión se tome no por una encuesta sino por una corcholata favorita. Los posicionamientos de Ebrard reflejan, por un lado, entereza y decisión, posturas firmes y claras. No obstante, por otro lado, dejan ver su preocupación de que al final el proceso se enrarezca y mañosamente lo dejen fuera de la jugada. Veremos qué hacen los demás, porque ahora sí, ya juegan todo por el todo.
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