Debido a su ubicación geográfica, generoso clima, cultura gastronómica -nutrida por las diferentes aportaciones regionales de la entidad y del país-, los atractivos históricos y lo que en su momento fueron excelentes centros nocturnos, entre otros distintivos, Cuernavaca se formó como una pequeña ciudad a la que se ha considerado de vocación turística natural. Sin embargo, desde inicio de siglo, esa ruta, la turística, para el desarrollo y el crecimiento económico, no ha sido explotada en su enorme potencial. Cuernavaca, más que industria, tiene preponderantemente actividades comerciales y de servicios, de las que dependen cientos de miles de personas.
Aun antes de la pandemia de COVID-19, los prestadores de servicios ligados al turismo, la hotelería y gastronomía ya resentían importantes descensos en la actividad económica de sus giros. Ya con las necesarias restricciones impuestas por la emergencia sanitaria muchos de ellos quedaron varados, buena parte de sus empleados perdieron sus ingresos o los vieron muy reducidos y toda la cadena productiva en su entorno se estancó. Apenas llevan unos meses de reactivación, cuando la variante Ómicron se presenta como una nueva amenaza.
Ante este escenario tan complejo, el nombramiento que hizo José Luis Urióstegui Salgado en la persona de Humberto Paladino Valdovinos, que suma su conocimiento y experiencia en el sector privado con su trayectoria en el servicio público, representa la posibilidad de generar condiciones para el desarrollo y la recuperación económica, promover las iniciativas de los emprendedores y recobrar el papel turístico de la capital, que será fundamental para las familias que han perdido sus fuentes de ingreso, para quienes los vieron reducidos y para los jóvenes que demandan opciones de incorporación al mercado laboral.
Humberto Paladino, licenciado en Administración de Empresas por la UNAM y maestro en el mismo ramo, por la Universidad de Toronto, Canadá, ha sido socio fundador de diversas empresas en Morelos, líder empresarial con una amplia participación en la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (CANACINTRA) en los niveles estatal, regional y nacional. Como funcionario público nunca ha sido objeto de señalamientos en su contra. Todo lo contrario, pues incluso en el trienio de 2009 a 2012, cuando fungió como Síndico en el ayuntamiento capitalino, se negó rotundamente a convalidad o formar parte de irregularidades que a la postre fueron exhibidas. Fue uno de los pocos funcionarios públicos de la administración encabezada por Manuel Martínez Garrigós que, al finalizar el encargo, conservaron su prestigio y buen nombre. Renunció a la titularidad del órgano de control interno del Instituto Nacional de Salud Pública para incorporarse al nuevo gobierno municipal, que de entrada habla de una vocación por servir más que por ocupar un cargo público.
Es un hombre firme, de carácter, decente y educado. Nada que ver con actitudes de prepotencia o ínfulas de grandeza que solemos encontrar en las administraciones, donde enanos políticos se suben a tabiques, claro, de los que pronto caen. Los mejores deseos para Humberto en este enorme desafío.
Y para iniciados
No… pues ahora sí estoy de acuerdo con las declaraciones del Cuau sobre la foto en la que aparece posando con tres delincuentes. No pudo ser más desafortunada su defensa verbal, bien haya sido de su cosecha o de los pésimos asesores de que está rodeado. Como sea, yo creo que hay que tomarle la palabra. Pidió que lo investiguen al 100%. Habría que preguntar a los especialistas si se requiere una denuncia o podría ser de oficio, pero de que sería bien vista una investigación al 100%, como él lo pidió, claro que lo sería. Así saldríamos de dudas y especulaciones, porque sus declaraciones no dieron por concluido el tema, no dejan de ser más que declaraciones, no prueban nada, y lo que la sociedad demanda son certezas, y las certezas requieren pruebas, no palabrería, en la feria de acusaciones que se ha convertido la política en Morelos.
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