SEGUNDA PARTE
Estas son las frases del segundo discurso de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo que pronunciara en el Teatro Metropólitan este 15 de agosto como presidenta electa de México ante gobernadoras, gobernadores senadoras, senadores, diputadas, diputados electos; miembros de su futuro gabinete; integrantes del gabinete saliente, familiares, e invitados especiales, que agregadas al primero al que ya nos referimos, delinearán, de acuerdo con nuestro personal criterio periodístico, al Gobierno de la primera presidenta de México:
“Este dos de junio”, afirmó, “el pueblo de México ejerció su derecho al voto y desde mi punto de vista plasmó dos mandatos claros y contundentes. El primero es tiempo de transformación. El segundo es tiempo de mujeres.
Empezaré por el primero. Es tiempo de transformación” o denuncia: “miles de mexicanas y mexicanos que en su momento lucharon en contra del autoritarismo y la falta de democracia se juntaron con muchos otros que decidieron oponerse al modelo neoliberal, que empobreció a nuestro pueblo, ensanchó de forma oprobiosa la desigualdad y entregó bienes de la nación a privados y extranjeros.
Es nuestra tarea recordar que durante treinta y seis años nuestro país vivió ese régimen que causó mucho sufrimiento y despojo. Fueron treinta y seis años en los que el salario mínimo no creció en términos reales y fue perdiendo capacidad de compra. Presumían ante el mundo la mano de obra barata como ventaja competitiva del país.
Es decir, en vez de reconocer lo trabajadores y trabajadoras que somos los mexicanos, nuestra grandeza cultural, educativa y natural, presumían salarios de hambre para promover la inversión.
Permitieron formas de contratación terciarizadas, el llamado outsourcing, que limitaba los derechos laborales y la permanencia en el empleo.
Los programas sociales, primero conocidos como Solidaridad, luego como Progreso, Oportunidades y Prospera, se limitaron a hacer transferencias de dinero a través de intermediarios para pocas personas, ligados al clientelismo y a la compra de voluntades, que eran acompañados con apoyos ilegales utilizando recursos públicos para ganar elecciones.
Se privatizaron cientos de empresas públicas para supuestamente mejorar las finanzas y dejaron al país en bancarrota. Se desfalcó al erario en mil novecientos noventa y cuatro y llegó el Fobaproa.
Se dilapidaron los recursos energéticos y los ingresos petroleros nunca se vieron reflejados en infraestructura pública. Y acabaron por entregar la riqueza energética y privatizar las empresas. Ese modelo dejó más de la mitad de la población en la pobreza y desigualdades humillantes.
Por si esto fuera poco, en los hechos el poder económico gobernaba, y en todo ese periodo tampoco hubo la democracia que presumían. Pues vivimos el fraude del ochenta y ocho, el asesinato de Colosio, el falso cambio, el desafuero, el fraude del dos mil seis, la guerra contra el narco salpicada de complicidad con la delincuencia organizada, la compra del voto en dos mil doce. Es decir, la supuesta democracia tampoco existió”.
El cambio: “Por fortuna, en dos mil dieciocho, el pueblo de México dijo, basta. Y comenzó una nueva historia, una nueva era, la de la cuarta transformación pacífica, democrática y festiva. Es una hazaña lo que ha logrado el presidente Andrés Manuel López Obrador en estos casi seis años.
Ha transformado nuestra patria, Ha hecho la pensión universal a los adultos mayores. La beca universal para jóvenes de preparatoria. Becas Benito Juárez para los estudiantes de escasos recursos. Se siembra vida con más de un millón de hectáreas. Se apoya jóvenes que construyen futuro.
Se otorgan fertilizantes gratuitos y apoyo a campesinos. Se dan recursos para mejorar escuelas y clínicas. Se desarrolló un nuevo sistema de salud pública.
Se han destinado tres billones de pesos para proyectos estratégicos, para el futuro de México. La refinería Olmeca, el Tren Maya, el aeropuerto Felipe Ángeles, el de Tulum, el tren interoceánico y sus doce pueblos de desarrollo para el bienestar, la repotenciación de hidroeléctricas, cerca de nueve mil megawatts de construcción, de generación eléctrica, la planta solar más grande de Latinoamérica, el plan Sonora.
los planes de justicia para pueblos indígenas, presas, puertos, aduanas, carreteras, caminos rurales y artesanales, infraestructura comunitaria, el fortalecimiento de las empresas del estado, la nacionalización de litio, compra de plantas eléctricas y la compra de una refinería, el banco de bienestar, aumentos salariales, desaparición del outsourcing, reforma para mejores pensiones, entre otros muchos logros.
Y todo ello sin haber endeudado al país ni aumentar impuestos con una pandemia que duró dos años y con una de las peores crisis económicas producto de la pandemia. Aún así, el el peso es de las mejores monedas evaluadas frente al dólar.
Cinco millones de mexicanas y mexicanos salieron de la pobreza, disminuyeron las desigualdades, somos el principal socio comercial de la mayor economía del mundo, el empleo formal está en cifra récord, la inversión extranjera está en cifra récord, y el salario medio también está en cifras históricas. Este nuevo modelo de la Cuarta Transformación tiene un nombre, se llama humanismo mexicano. CONTINUARÁ.
Periodista y escritor; presidente del Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo, CONALIPE; secretario de Desarrollo Social de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP; presidente fundador y vitalicio honorario de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, miembro del Consejo Consultivo permanente del Club Primera Plana, Doctor Honoris Causa por la Universidad Internacional y Académico de Número de la Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG. Agradeceré sus comentarios y críticas en teodororenteriaa@gmail.com Nos escuchamos en las frecuencias en toda la República de Libertas Radio. Le invitamos a visitar: www.felap.info, www.ciap-felap.org, www.fapermex.org y el portal: irradianoticias.com