DÉCIMA SEXTA PARTE
PUEBLA, PUEBLA. En esta parte de la serie de la biografía analítica del papa Francisco, el colega francés Jean-Benoît Poulle aborda el tema candente de los migrantes, continuemos:
“Hay otro tema en el que el papa Francisco no está en sintonía con una parte importante de la opinión pública europea: la cuestión de la migración. Sin embargo, en su voluntad de acogida, el papa Francisco se sitúa plenamente en la continuidad de sus predecesores: el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes se creó en 1988.
Pero lo que constituye la verdadera novedad es la insistencia del papa en este tema: en sus repetidas estancias en campos de refugiados, en Lampedusa o Lesbos, en sus numerosos llamados a la acogida incondicional, o casi incondicional, de las poblaciones migrantes (ya sean solicitantes de asilo o refugiados socioeconómicos) por parte de las sociedades desarrolladas, encontramos esta misma concepción de descentramiento hacia las periferias.
La condición de migrante se eleva entonces al rango de «lugar» teológico, que vale como metáfora de la humanidad herida o de la Iglesia peregrina en la tierra. Si el compromiso constante y reiterado del Vaticano en esta cuestión ha sido aplaudido por las ONGs especializadas, el papa Francisco sin duda ha subestimado hasta qué punto esta cuestión divide las opiniones de los países occidentales.
Las divisiones sobre la cuestión migratoria se han reducido con demasiada frecuencia a un efecto de alboroto procedente de una extrema derecha residual, sin distinguir los movimientos de fondo que convergen, en Europa, hacia la idea de una preocupación civilizatoria, se considere fundada o no.
Paradójicamente, Francisco ha sido erigido en defensor de los valores cristianos y de la tradición europea de hospitalidad frente a los nuevos «populismos», representados sobre todo por los gobiernos húngaro y polaco, sin duda emblemáticos de un «cristianismo identitario», cuando él mismo ha estado fuertemente marcado por un «populismo» en el sentido original del término, el peronismo: como ha repetido muchas veces, para él, el pueblo no es una categoría sociológica, sino «mística».
Y Bergoglio ha reivindicado a menudo un vínculo orgánico entre la base de los laicos y él, asimilando de alguna manera el «sentido común popular» al sensus fidei, mientras que la designación de «élites» es a menudo peyorativa en su boca. No obstante, es en torno a la cuestión migratoria donde se ha cristalizado la incomprensión entre muchos católicos y la figura papal.
La condición de migrante se eleva entonces al rango de «lugar» teológico, que vale como metáfora de la humanidad herida o de la Iglesia peregrina en la tierra.
Las relaciones también son difíciles con los tradicionalistas. Una vez más, el papa Francisco demuestra que es un hombre de paradojas: con respecto a los lefebvrianos de la Fraternidad de San Pío X, conocida por su oposición al Concilio Vaticano II y sin un estatuto canónico regular, ha tenido varios gestos de benevolencia, reconociendo la licitud de las confesiones y bodas celebradas en su seno, e incluso alabando su eficacia pastoral.
Al mismo tiempo (2019), suprime la comisión pontificia Ecclesia Dei, que reunía a los institutos tradicionalistas vinculados al seno romano. Pero el verdadero quiebre se produce en julio de 2021, con el motu proprio Traditionis Custodes, que vuelve a una concepción muy restrictiva de la misa tradicional (la «misa en latín») que Benedicto XVI había liberalizado en 2007: los libros litúrgicos de 1969 se definen como «la única forma del rito romano», y el uso del misal tradicional se concede ahora con mucha parsimonia (y su extensión, francamente obstaculizada), dejándolo a discreción de los propios obispos bajo la meticulosa supervisión de la Santa Sede.
En una época de desinterés generalizado por la práctica religiosa, semejante fijación sorprende. Francisco parece temer sobre todo la «rigidez doctrinal» procedente de clérigos retrógrados y psicológicamente inmaduros, y por ello propensos al más obtuso clericalismo. También en este caso no ha medido el riesgo de represalias que estas acusaciones suponen para los fieles laicos tradicionalistas, cada vez más jóvenes, dinámicos y visibles. CONTINUARÁ.
Periodista y escritor; presidente del Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo, CONALIPE; secretario de Desarrollo Social de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP; presidente fundador y vitalicio honorario de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, Doctor Honoris Causa por la Universidad Internacional, Académico de Número y director de Comunicación de la Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG. Agradeceré sus comentarios y críticas en teodororenteriaa@gmail.com Nos escuchamos en las frecuencias en toda la República de Libertas Radio. Le invitamos a visitar: www.felap.info, www.ciap-felap.org, www.fapermex.org, y el portal: www.irradianoticias.com