El próximo fin de semana, entre el 31 de diciembre y el primero de enero de 2022, tomarán posesión de sus cargos los nuevos presidentes municipales de Morelos, junto con quienes integrarán sus cabildos. Y lo harán inmersos en una de las peores crisis financieras de que se tenga memoria, en cuanto a los ayuntamientos se refiere.
El ayuntamiento de la mismísima capital morelense, nuestra Cuernavaca querida, amanecerá el primer día del año nuevo sumido en la más completa pobreza y con un gravísimo endeudamiento. Se calcula que la deuda general heredado al nuevo presidente municipal, José Luis Urióstegui Salgado, alcanza alrededor de 2 mil millones de pesos, impagable en infinidad de rubros. Todos los municipios, conservadoramente, enfrentarán el pago de laudos laborales ejecutoriados por casi 700 millones de pesos.
Los municipios de Morelos siempre se han enfrentado a la parálisis con respecto a la creación de nueva infraestructura, simple y sencillamente porque no tienen ingresos suficientes. Y los que existen, están comprometidos para saldar antiguos adeudos municipales, incluidos los créditos e intereses adquiridos por anteriores administraciones, a lo cual se denomina “deuda histórica”.
Asimismo, los 36 ayuntamientos se sostienen con una dependencia absoluta de los gobiernos federal y estatal, que a su vez también padecen escasez de recursos. A estas alturas del 2021 muy probablemente están detenidas las ministraciones del gobierno federal, es decir las participaciones correspondientes a la administración estatal. Y el gobierno de López Obrador no tiene para cuándo ministrar ese dinero a los gobiernos estatales. Entre enero y marzo de 2022 será grave y peligrosa la falta de liquidez en muchas regiones mexicanas.
Los actuales presidentes municipales pasaron meses y meses lamentando su situación ante el Congreso local, sin ser tomados realmente en cuenta, ni siquiera en la búsqueda de alternativas para salir del marasmo económico. Y desde septiembre, cuando comenzó la Legislatura 55, se les prometieron el cielo, el mar y las estrellas, sin existir los recursos suficientes en el erario estatal. Además, como todo Morelos sabe, el año 2022 comenzará con el Presupuesto de Egresos 2021, sin haber incrementos presupuestales “municipalistas” como lo prometieron los nuevos diputados.
De manera realista se vislumbran escenarios de precarismo, de crisis financiera municipal. Cuando estamos a escasos días de la toma de posesión de los nuevos ayuntamientos la situación no será diferente: los alcaldes entrantes continuarán aguantando condiciones de empobrecimiento, lo cual afecta el desarrollo económico regional, la seguridad pública, el otorgamiento de servicios, etcétera. Asimismo, prevalecerá el riesgo de la ingobernabilidad en algunas regiones.
Si bien los ayuntamientos están identificados por la población, debido a su cercanía con ella, como instancia efectiva de atención a sus demandas de obras públicas e infraestructura, en la práctica dicho papel corresponde a las dependencias federales y estatales. Desde hace años se ha postergado una profunda reforma constitucional en materia municipal. Y mientras no lleguen las grandes transformaciones, los municipios seguirán padeciendo penurias y riesgos. Estaremos atentos para ver los acontecimientos y aquí lo comentaremos.