Navegando este martes por internet para hallar material relacionado con los gobiernos totalitarios y su gestación, encontré un interesante artículo titulado Los Orígenes del Totalitarismo y la Manipulación de la Legalidad, en alusión a un libro de la enorme filósofa y escritora alemana Hannah Arendt (1906-1974), bajo la autoría de Juan Carlos E. Vargas, publicado por la Revista Boliviana de Derecho en enero de 2011. Ustedes pueden leerlo completo en el link http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2070-81572011000100006
Quise buscar información sobre el totalitarismo tras escuchar la respuesta del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (en la conferencia de prensa mañanera de ayer), a un reportero que le preguntó “de qué privilegios goza el general Luis Crescencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional, para negarse a acudir a la Cámara de Diputados a rendir cuentas como cualquier secretario del despacho y, en lugar de eso, citar, en las instalaciones de la propia Sedena, a los legisladores federales interesados en conocer lo que el general secretario pudiese decir respecto a la seguridad cibernética de la dependencia y otros temas”. Esto, aquí y en China, recibe el nombre de transparencia y rendición de cuentas, pero AMLO declaró que “es politiquería” y que los medios deben orientar su atención hacia otras cosas, verbigracia a la fortaleza del peso frente al dólar. Es importante indicar que lo expresó entre risas y burlas.
Me parece que nuestro país tiene un gobierno autoritario, pero en el horizonte nacional están presentes signos del totalitarismo. Esto no es ninguna exageración, sino la nueva realidad donde las fuerzas armadas desplazan a gran velocidad a los mandos civiles en todas las áreas estratégicas. El siguiente presidente o la próxima presidenta se situará frente a un escenario en que, desde la etapa previa de la designación del candidato de Morena a la presidencia de la República (ese partido proyecta tener gran ventaja sobre las “oposiciones”), hasta el momento de la unción del sucesor de López Obrador como presidente electo y luego con la investidura de presidente constitucional, los más altos mandos militares querrán intervenir o por lo menos “opinar”. Han generado un gigantesco cúmulo de poder, que difícilmente soltarán a partir de 2024. Al tiempo y lo veremos.
El libro Los Orígenes del Totalitarismo, publicado por primera vez en 1951, otorgó a Hannah Arendt reputación como reconocida pensadora vinculada a las ciencias políticas. Más de medio siglo después, su obra es material de consulta, simple y sencillamente porque hay tentaciones autoritarias y totalitarias en muchos países del mundo. Por ser más que un término utilizado por los politólogos y los historiadores, el totalitarismo siempre ha incorporado un diagnóstico y explicación de los peligros políticos modernos, llevando consigo las advertencias y las prescripciones.
Transcribo parte del artículo de Juan Carlos E. Vargas:
“Con dicha obra Arendt comenzó a estudiar el mal como problema político, a través de las acciones perpetradas por los regímenes de Hitler y Stalin, los cuales a pesar de sus claras diferencias ideológicas, se basaron y sustentaron sobre el empleo del terror, la ficción ideológica, y la manipulación de la legalidad, de manera que se criminalizaron y castigaron personas que no habían cometido delito alguno (judíos, gitanos, homosexuales, intelectuales, campesinos, ricos, etcétera), quienes fueron asesinados cuando dichos regímenes alcanzaron el poder”.
“Para Arendt el totalitarismo es una nueva forma de gobierno que difiere sustancialmente de otras formas de gobierno como las tiranías y dictaduras, principalmente por la forma particular en que utilizan el terror. El análisis de esta autora se limita y se centra en el nacionalsocialismo sobre todo a partir de 1938 y en el bolcheviquismo a partir de 1930. En el gobierno totalitario concurren los siguientes elementos: 1) Concentración del poder en un líder; 2) Sustitución del sistema de partidos por un movimiento de masas; 3) El terror total como mecanismo de dominación; 4) La progresiva abolición de las libertades y derechos de la persona humana; 5) El desplazamiento constante del centro del poder; 6) La coexistencia del poder real y el ostensible; 7) Uso de la propaganda y del sistema educativo para adoctrinar; 8) Supervisión centralizada de la economía; y 9) La utilización del Derecho, a través de la manipulación de la legalidad con el propósito del logro de sus objetivos”.
Me parece que al autor del artículo referido le faltaron dos elementos: el control de los medios de comunicación, con la persecución de periodistas incómodos; y la creación de un ejército en el entorno del líder, tal como lo hicieron varios de los gobernante totalitarios históricos y lo llevó a cabo el tabasqueño con la Guardia Nacional. AMLO ha dejado inscritas en la historia nacional las siguientes expresiones: “Al diablo las instituciones”, “Que no me salgan con eso de que la ley es la ley”, “Las leyes se hicieron para aplicarlas a los pobres”, “Y mi palabra es la ley”, “A mí me da igual lo que diga la ley”, “Yo puedo desconocer la ley porque tengo calidad superior”, etcétera. Una de las características de los gobernantes autoritarios y totalitarios es esa: pisotear el estado de derecho y pretender el control de los procesos legislativos.
Desde mi particular punto de vista, México tiene un gobierno autoritario, orientado hacia el totalitarismo. Abundan los testimonios y hechos que así lo confirman. Simplemente ayer, en la conferencia de prensa mañanera, así se percibió. Luego seguimos con el tema.