Contra todas las demandas y la lógica más básica que pueda aplicarse, la violencia contra las mujeres ha crecido en lugar de disminuir. Como respuesta, hoy cientos de colectivos mostrarán su repudio al acoso, la inequidad, la falta de apoyo y demás lastres que en este gobierno se han agudizado. Más que en ningún otro momento, millones de mujeres en México y miles de millones en el mundo, tienen muy claro que no hay nada que festejar y sí mucho por lo que debe redoblarse la lucha en busca del respeto y la igualdad.
No van a faltar las voces que acusen a las participantes en las marchas del día de hoy de provocadoras, golpistas, infiltradas y manipuladas por la derecha conservadora, es decir, el mismo discurso que ataca a quien señala y protesta, para descalificar y desviar la atención. Muchos de estos colectivos, que sí son efectivamente progresistas, fueron afines a la candidatura encabezada por Andrés Manuel López Obrador y creyeron que con su ascenso a la silla presidencial habría cambios sustantivos para beneficio de las mujeres. Pero no resultó así.
En estos tres primeros años del gobierno cuatritransformista se han registrado mil 616 asesinatos de mujeres más que en los tres últimos años del gobierno anterior. En promedio, hablamos de 10 posibles feminicidios diarios. La violencia de género ha crecido tanto, entre la pandemia y los recortes a los apoyos para el sector -como quitar las guarderías, las escuelas de tiempo completo y los albergues para víctimas de violencia- que aunado al promedio de seis desapariciones diarias de mujeres y los elevados índices de impunidad y revictimización, que tienen a las mujeres, para decirlo así de claro, hartas, cansadas, de su situación como género.
No son pocas las mujeres que además de trabajar, de llevar todo o buena parte del peso del sostenimiento familiar, encima tienen que lidiar con la violencia psicológica, las agresiones verbales, el acoso y más de pelafustanes que confunden el machismo con la hombría, que en lugar de ser valientes son cobardes agresores cotidianos.
En un entorno así, no es difícil esperar marchas muy combativas, quizá hoy puedan ser las más violentas de que se tenga memoria en el país. Serán decenas de miles de mujeres manifestando su rechazo a los discursos que por un lado afirman estar de su lado y por otro se desentienden y niegan las evidentes realidades del fracaso de la política de género en México. Y ese rechazo irá también contra las mujeres políticas que han usado el discurso de género para llegar al poder, pero que ya en los cargos actúan igual que los agresores varones.
Los aparatos de inteligencia del Estado alertaron a los gobernantes y los cuerpos de seguridad tienen ya instrucciones de contener a las manifestantes. Distintos puntos de la ciudad de México están prácticamente amurallados. Aunque la aspiración generalizada sea que no haya violencia, el caldo de cultivo para producirla ha sido el propio gobierno.
Y para iniciados
Ni el salvaje comportamiento de los aficionados al fútbol en el estadio Corregidora ni los continuos ataques de los rusos a tierras ucranianas, han sido suficientes para desviar la atención al caso del fiscal Gertz Manero, a quien ya han sido descubiertos multimillonarios y sospechosos ingresos, y ahora lo vuelven a poner en entredicho las intervenciones telefónicas que evidencian contubernios y jugadas inmorales e ilegales. Ya AMLO declaró que le tiene toda su confianza y lo considera un hombre íntegro. En otro momento, esa purificación del presidente habría bastado y sobrado. Hoy, ya pocos se lo creen y Gertz Manero está bajo el ojo del huracán.
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