Después de haber visto al “Heroico”, al “glorioso” y suicida Escuadrón de la Muerte, solo me queda una expresión ¡Oh Dios!
Vaya que sí, no es posible que humanamente esto sea realidad en una ciudad capital de estado como es Cuernavaca, en una ciudad en la que las autoridades consideran que están superado el rezago social, pero, nos damos cuenta que no se han preocupado por proteger a esos grupos vulnerables de la sociedad cuernavacense.
Sentados a toda hora, sólo divisan a los que pasan, mientras los ignoran por la mala imagen que denotan en la avenida Morelos, perdidos en su vicio, tirados en la banqueta, con ansias fisiológicas insatisfechas que les genera la resaca, sin aspiración alguna solo esperan el momento en que partan para siempre.
Entre ellos, son una familia, dice “El Tiburón”, quien lleva años en busca de un grupo en el que coincida en su necesidad de morir. “¡Aquí, todos nos ayudamos! Nos sacamos una sonrisa y una moneda pa’ comprar unas tortillas y echar un taco, no todo es alcohol, traemos hasta pomada para los compas que se caen, relata el Güero, originario de Tejalpa, quien trae en su morral tortillas y una garrafa donde le echan en ocasiones «su fuerte», como le dicen al alcohol. Hoy traía Tonayan, un chupirul de caché, “ayer pasaron unos chavos buena onda que nos platicaron bien chido y aflojaron buen varo” expresó con semblante de agradecimiento.
En la ciudad de Cuernavaca, son cientos de personas que viven en situación de calle. Dos de cada tres consumen algún tipo de droga, principalmente alcohol y solventes, pero su estado los hace más vulnerables, porque están expuestos a gran cantidad de peligros, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, el alcoholismo es la cuarta causa de muerte en el país, con 8.4 por ciento, y sus causas directas son la cirrosis hepática, lesiones intencionales o no intencionales, homicidios y accidentes automovilísticos.
De esas causas saben muy bien los de “El Escuadrón”, las marcas de las caídas y los pleitos los llevan con cicatrices en la cabeza, la cara y las manos. Moretones, labios reventados, ojos cerrados y cejas rotas son señales del padecimiento directo o indirecto de su vicio, el consumo de alcohol.
Las administraciones capitalinas han trabajado porque estas personas cambien esa visión y se integren a un programa de rehabilitación y reinserción social que les permita regresar a su hogar, encontrar empleo e incluso acceder a una vivienda. No ha sido suficiente, deben incentivar sus acciones, hasta ayer eran doce las personas que transitan en esa banqueta y que en silencio piden ayuda.
El alcoholismo, es un vicio que merece mayor conocimiento de los aspectos negativos de esta enfermedad en el individuo, en la sociedad, en los médicos y sobre todo en los de Medicina General Integral por su importancia en la atención directa a la comunidad.
No podemos seguir soslayando su padecimiento, viendo cómo se consumen etílicamente en sus centros de reunión y en una convivencia condicionada a que solo deben chupar para volar prontamente. Su vivienda temporal es la calle, la avenida Morelos justo en donde existiera uno de los iconos de la sociedad cuernavacense, derribado por el sismo del 2017, La Casa Latino Americana. Hoy el hedor a orín y excremento se mezcla con los aromas de los antojitos y licuados que se expenden en frente.
Gente que no conoce la hora del amigo, gente que en su vida a disfrutado de una sabrosa botana, gente que no sabe de un Don Julio, de un Bacacho Blanco o un Vodka Absolut Azul, gente que no conoce del beneficio humano, gente que renunció o fue obligado a renunciar a las caricias y apapachos de una familia, de una familia que hoy los tiene en el olvido.
Gente que no conoce la polla de jerez con huevos para curarse la cruda, gente que simplemente no conoce la cruda, porque no la deja llegar.
Las historias del Escuadrón, detrás están vestidas de problemas intrafamiliares, abandono, pobreza e incluso injusticia, como el caso de don Juan, quien, a sus 63 años, vive en la calle porque hace años lo echaron de su casa sus parientes, lo despojaron y pusieron las escrituras de su casa a otro nombre.
“¡Ahorita estamos, mañana no estamos, pero Dios es muy grande!” dice don Juan mientras se persigna y mira al cielo, dice que en su mundo también se acuerdan del “Todo Poderoso”, que no los deja caer.
Sin embargo, ellos son los Héroes de su propia historia, su misión es rendir pleitesía a la muerte mediante el consumo desmedido de alcohol, ante la omisión humana que les repudia por estar en esa condición a pesar de que en algún momento tuvieron identidad, tuvieron familia, tuvieron algo o todo y que hoy mediante un trago interminable les conduce a la muerte.
Hoy solo esperan decir “Nos echamos la última y nos vamos”
Amigos como siempre les dejo un saludo con mucho afecto.