Ojalá y se presente, pero sobre todo que se proceda conforme a derecho, la denuncia anunciada este martes 12 de abril por el titular de la Consejería Jurídica del Estado, Samuel Sotelo Salgado, en contra del diputado local del partido Movimiento Ciudadano (MC), Julio César Solís Serrano, por andar de bocón y haber revelado datos importantes sobre una presunta banda de tratantes de personas a la cual se atribuye el secuestro y posterior asesinato de la jovencita Evelin Afiune Ramírez, quien desapareció el 24 de marzo y apareció muerta dos días después envuelta con bolsas negras de basura y tirada en un predio de la colonia Santa Inés, de Cuautla.
Obviamente, derivado de la filtración de información por parte del protagónico “legislador”, el y otros posibles cómplices fueron alertados, aunque la Fiscalía General de Morelos parece tener identificado al principal implicado en el secuestro y el feminicidio de Evelin, cuyo “pecado” fue haber acudido a una cafetería de Cuautla a reunirse con el psicópata, buscando empleo. Sobra decir que el diputado de marras ayudó a la fuga de los delincuentes. El hocicón reveló datos de una reunión con el Fiscal General de Morelos, Uriel Carmona Gándara, a quien no le han faltado ganas de propinarle un cachetadón guajolotero a Julio César Solís Serrano, como el que le dio Will Smith a otro bocón llamado Chris Rock.
Sobra decir que Solís Serrano goza de fuero constitucional, así como del apoyo de quienes integran el denominado G-11 de diputados en el Congreso local, por lo cual será casi imposible fincarle responsabilidades. Recibiría el mismo encubrimiento concedido en la legislatura anterior por quienes fueron cómplices del ex diputado de Morena y PES, Marcos Zapotitla Becerro, a quien se logró detener bajo acusaciones de violación sexual agravada días después de concluida la legislatura anterior, entre el 2 y 3 de septiembre, cuando ya no tenía fuero constitucional. Zapotitla pasó Navidad y Año Nuevo en el bote, donde debió estar desde mucho tiempo atrás, pero lo evitó gracias a sus compinches legisladores. En iguales circunstancias estaría el mentado Julio César Solís Serrano, a quien ya se asignó el mote de “El Kodak”, porque todo lo revela. Así las cosas, habremos de ver si es cierta la denuncia en su contra anunciada este martes por Samuel Sotelo Salgado (no sabemos si la presentará en la Fiscalía General o en la Anticorrupción). Estaremos atentos y después diremos.
El secuestro y posterior feminicidio de Evelin Afiune Ramírez, junto con otros más de alto impacto acaecidos en Morelos, se insertan en la descomposición social de que somos víctimas los morelenses interesados en trabajar por el bien de la entidad. El fenómeno se presenta cuando están rotos los esquemas y órdenes establecidos, y se vulneran los códigos creados por la misma sociedad a través del tiempo. Son circunstancias y hechos que laceran la dignidad de todos por igual. El resultado es un escenario donde la sociedad ya no sabe a quién encomendarse ante la pérdida de los órdenes públicos, porque se desmoronaron los valores éticos y morales. El grave dislate del diputado Solís Serrano contribuyó a no confiar tampoco en el Congreso. Este personaje puso en evidencia que carece de valores éticos y morales. Es amoral, porque no tiene moral.
Para alcanzar la actual descomposición social, a lo largo y ancho nacional, debieron confluir algunos factores. Comparando lo que acontece hoy en Morelos y otras regiones, con hace aproximadamente 20 años, los niveles de contaminación, desempleo, falta de poder adquisitivo, violencia, inflación, corrupción, degradación de los valores humanos, consumismo, drogadicción, etcétera, son mayores. Lo anterior ha traído como consecuencia la pérdida de la capacidad de asombro al momento de que se presenta tal o cual delito, pues nos acostumbramos a escuchar lo sucedido día a día de manera natural, sean uno o diez asesinatos los que se cometan.
Permanecer sobre tal escenario en nuestra cotidianeidad nos condujo a verlo con frialdad e indiferencia conduciéndonos a la deshumanización. Nadie se siente seguro en ningún lugar. Desde mi particular punto de vista también tenemos ante nosotros una creciente degradación humana, cuyas patologías van en aumento. El miedo y la opresión son tan fuertes que se hace difícil, imposible de vivir y, en ocasiones, para coexistir con escasa dignidad.