El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no ha querido asistir a encuentros ni cumbres internacionales. Las ocasiones en que ha salido del territorio nacional, durante su mandato, se cuentan con los dedos de las manos y sobran dedos.
AMLO maneja la política exterior también desde las mañaneras, en las “benditas redes sociales” y descarga en Marcelo Ebrard, su secretario de Relaciones Exteriores, toda la responsabilidad de su operación, hecho que ha beneficiado ampliamente al canciller, sobre todo por la estrecha relación que se ha construido con los norteamericanos.
Sin embargo, las dos visitas que ha hecho el presidente de México a Estados Unidos, a pesar del cuento propagandístico sobre los importantes logros y acuerdos de AMLO, pasarán a la historia como grandes fracasos en la historia de la diplomacia mexicana. De ambos, regresó con las manos vacías para el pueblo, y apareciendo ante el mundo como utilizado por los intereses norteamericanos.
De la primera, en que acudió a visitar a su amigo y homólogo populista de derecha, Donald Trump, ¿puede alguien mencionar algún resultado positivo para México? No, no logró nada en términos reales, pero Trump sí capitalizó las fotos y el discurso de AMLO para ganar votos latinos en su intento de reelegirse y que no se canse el magnate de aplaudir al mexicano, al tiempo que destaca que siempre ha hecho lo que le ha pedido. La única ganancia para AMLO fue poder decir que tiene buenas relaciones con su amigo Donald Trump.
Acerca de la segunda, arribó a México también sin nada concreto, salvo anuncios de que se comprometieron ambas naciones a reforzar la infraestructura fronteriza y la inversión, pero con un palmo de narices a las propuestas que fueron desdeñadas por Joe Biden de golpe y de frente al mandatario mexicano. Biden corrigió públicamente a AMLO en tres temas fundamentales: el de las visas de trabajo temporales para migrantes, en la posición de China como mayor productor mundial y no aceptó la propuesta de que los norteamericanos compren gasolina a los mexicanos, porque acá está más barata que allá.
Ese fue el colmo. Ofrecer que la gasolina, buena parte de ella importada de los Estados Unidos, se les regrese, pero a menor precio, porque en México está más subsidiada que allá. En otras palabras, que seamos nosotros, los mexicanos, los que paguemos con nuestros impuestos, el subsidio a la gasolina para que los norteamericanos la compren más barata y así ayudarlos a controlar la inflación. Este chiste se cuenta solo.
Otra vez, y aunque a AMLO no le fue dado un trato distinguido, no fue recibido y despedido como se hace con otros mandatarios, no hubo visita al jardín de las rosas, fue recibido por Biden en su oficina y el par de homenajes a Roosevelt y Luther King fueron francamente propaganda deslucida y barata, austera en términos de la 4T, hoy AMLO dirá que llegaron acuerdos muy importantes, otra vez, tratando de que la realidad parezca lo que no es.
Y para iniciados
A la grave problemática de los servicios de salud en Morelos se suma otra crisis que el gobierno también quiere zanjar: la revelación de irregularidades en la asignación de patentes notariales. En ambas, son varias las personalidades involucradas que podrían ser acreedoras a sanciones incluso penales y, si se hacen investigaciones a fondo, habría descubrimientos interesantes de los negocios encubiertos que se han fraguado.
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