Por la mañana del pasado sábado rindieron protesta los nuevos integrantes del cabildo de Cuernavaca para el periodo 2022-2024. En una primera parte todo marchó conforme al protocolo que corresponde a una sesión solemne. Pero después, los morenistas dieron pie para el arranque de lo que en los actos públicos se conoce como el aplausómetro, es decir, evaluar quiénes de los protagonistas se llevan más aplausos por parte de los asistentes.
Después de la protocolaria rendición de la protesta de ley, sobre todo, cuando los regidores comenzaron a hacer uso de la palabra, diez minutos cada uno, al más puro estilo de los priistas de antaño, salvo porque no llevaban matracas, los morenistas, invitados de una regidora de nombre Patricia Lucía Torres Rosales, echaron porras, gritos y mostraron lonas y pancartas, por supuesto a favor de quien los llevó, cuales típicos acarreados a eventos políticos, pero también en respaldo de Andrés Manuel López Obrador y del morenismo cuatritransformista. Incluso, el propio José Luis Urióstegui se vio en la necesidad de conminarlos a ocupar sus lugares para permitir que a los asistentes sentados en la parte trasera no se les interrumpiera la visibilidad.
De no ser por esto, así como por la prepotencia de una de las colaboradoras de Pati Torres, que era la encargada de dirigir las porras y los movimientos de la gente a la que llevaron y por el discurso de Debendrenath Salazar Solorio, también regidor de Morena, no habrían sido notados en lo más mínimo. Claro que también hay que reconocer que otros de sus colaboradores son gente educada y muy respetuosa,
Debendrenath sorprendió por el pésimo uso del lenguaje en su discurso, que supongo fue producto del descuido y la falta de preparación de quien se lo haya escrito, porque no creo que él mismo piense en actuar, cito textualmente, con “austeridad de principios”, es decir, con pocos principios, cuando lo que demandan los habitantes de Cuernavaca es exactamente todo lo contrario, muchos y firmes principios y valores, bajo los que se conduzcan los funcionarios públicos. Salvo esos detalles un tanto cómicos y sus vacíos discursos no hubo mayores aportaciones de los morenistas, que se auto aplaudieron en el evento.
Adrián Martínez Terrazas obtuvo también un lugar notable en el aplausómetro, pero ello debido a que la nueva plana mayor del PAN morelense y sus aliados formaban mayoría entre quienes ocuparon los lugares designados para los invitados especiales, y a que no debe escatimarse el mérito de haber comprendido y apoyado la idea de que la candidatura de Urióstegui era la única opción que podría ganar las elecciones a la fórmula oficial y a las carretadas de dineros que vimos circular en campaña.
La experiencia tiene su importancia y su peso específico, tal como lo vimos con la participación de Víctor Hugo Manzo Godínez. Vaya falta que le hará al PRI, porque el tricolor, de por sí en declive y en picada, pasó de noche en la toma de protesta del ayuntamiento capitalino.
Sobre el natural ganador del aplausómetro del pasado sábado, Urióstegui Salgado, iré comentando en los siguientes días. Es mucho lo que tiene por delante para hacer a pasos muy, pero muy apresurados. No tiene otra opción.
Y para iniciados
Terminó el año tal como podría esperarse en México. Los resultados de la economía siguen favoreciendo a los poderosos, en perjuicio de los más pobres. El gobierno federal desestima el galopante incremento de casos de COVID-19 y el impacto que está teniendo en los menores de edad. Ya subieron los precios, incrementaron los impuestos, se perdieron los empleos y demás. La cuesta de enero, de este enero cuatritransformista, va a ser la más larga y complicada en más de 20 años, claro, para quienes no están cómodamente pegados a la ubre presupuestal.
La información es PODER!!!