A Nicolás Mollinedo Bastar, más conocido como el “Nico”, quien fuera chofer y ayudante de Andrés Manuel López Obrador alrededor de 10 años, haber trabajado con el hoy presidente de la República le cambió la vida. De manejar el auto compacto, tipo Tsuru, con el que su jefe se hizo fama de hombre modesto, mismo que hoy se encuentra guardado, pues las Suburban blindadas lo han sustituido, ya de manera permanente, Nico pasó a ganar sueldo al nivel de subsecretario del gobierno de la Ciudad de México, hacerse de varias propiedades en pocos años, tener un ritmo de gastos, al menos cuestionable, y hasta pretender la formación de su propio partido político.
En una entrevista, el famoso Nico declaró que también tenía derecho de hacerlo. No se cuestiona que tenga derecho o no, porque como cualquier otra persona debe tener derecho a progresar económicamente. Y hablo del progreso como una forma de mejorar la calidad de vida, no como lo entiende el gobierno disque progresista de AMLO, de proveer satisfactores básicos para la supervivencia en condiciones de pobreza. No, lo que se cuestiona es su inusitado crecimiento económico y la inexistente acción de las autoridades para investigar el origen de los recursos que ha gastado e invertido, mismos que se han expuesto en medios de comunicación, con base en documentos de la Secretaría de Hacienda e investigaciones en Estados Unidos y otros países.
Ya de suyo, que una persona dedicada a conducir el automóvil del entonces jefe de gobierno de la Ciudad de México, se asignara un sueldo con nivel de subsecretario y luego fuera nombrado director de Organización y Servicios y coordinador de la Unidad de Apoyo Logístico, nombre muy rimbombante para un chofer en la práctica, que con poco más de 62 mil pesos mensuales adquiriera dos inmuebles en la Ciudad y en el estado de México, una quinta en Tabasco y un costoso Mercedes Benz, sostenga vacaciones de lujo en la costa del Mediterráneo y una larga lista de indicios más, debería llamar la atención de las autoridades.
A principios del sexenio intentó crear un partido político propio, pero se quedó en el camino al no cumplir con los requisitos legales para que el Instituto Nacional Electoral le otorgara el registro y pudiera competir y, claro, tener acceso a los cerca de 200 millones de pesos que le habrían correspondido como financiamiento público. Ese negocio no se le hizo. Fue el 5 de junio de 2019 que presentó al Movimiento Ambientalista Social por México, acompañado del bailarín y actor, Ariel López Padilla, como una de las 84 organizaciones que pretendían constituirse como partidos políticos nacionales.
El Nico, como le dicen, el chofer con sueldo de 60 mil pesos en el 2004, quien como dijo su jefe alguna vez, es un gallo al que no le han quitado ni una pluma, es otro ejemplo de la cuestionable manera de proceder de AMLO. Eso sí, los mexicanos ya serán fiscalizados por Hacienda, desde cumplir los 18 años.
Y para iniciados
El proceso de investigación contra Patricia Izquierdo y Sergio Beltrán Toto continúa su curso. En pocas horas habrá de definirse si la ex secretaria de Obras del gobierno de Graco Ramírez es vinculada, pero de Beltrán Toto, ex subsecretario de Evaluación y Seguimiento, y otros funcionarios, ya es un hecho. Pero serán tres meses más para que la investigación se dé por concluida. Los enterados dicen que existen pruebas como para sancionarlos, aunque no se atreven a especular sobre qué tanto de pena podrían alcanzar.
¡Que tenga un excelente martes!
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