¿Cuántas veces escuchamos… que le apliquen el 33?
Precisamente en referencia a extranjeros avecindados en México que se expresaban sobre temas de la política nacional y que en la mayoría de los casos eran incómodos para el régimen en turno.
Desde septiembre de 2021 el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, analizar si se reforma o se elimina el artículo 33 de la Constitución.
En ese momento el primer mandatario argumentó: “nosotros no tenemos propósitos autoritarios ni de censura a nadie. Queremos garantizar las libertades plenas a todos…”
A lo largo de los años han existido varios extranjeros cuya presencia en México ha fortalecido nuestra democracia, han ejercido su capacidad crítica y nuestra nación ha sido tolerante. Sin embargo el fantasma de la expulsión ordenada por el Presidente de la República, se mantiene vigente.
Recordamos al peruano Mario Vargas Llosa cuando al aire, en 1990, en el medio televisivo más poderoso en ese momento, Televisa, frente al moderador Octavio Paz, lanzó el dardo: México no puede ser indultado de la tradición Latinoamericana… tienen la dictadura perfrecta.
Años después la viuda del ex presidente Francois Mitterrand, Danielle, llegó a nuestro país motivada por su defensa de los derechos humanos a nivel internacional. En más de 16 viajes que realizó a México desde 1995, cuando tuvo contacto por vez primera con la causa zapatista. Desde entonces apoyó al subcomandante Marcos.
Recientemente, en 2021 la presencia del líder de Vox, el ultraderechista Santiago Abascal, en el Senado de la república con políticos del PAN y algún representante del PRI; fue conocido que el viaje tuvo como objetivo sumar adeptos a su causa entre las personalidades políticas y sociales a este lado del Atlántico. Es decir, añadir firmas a la Carta de Madrid, un manifiesto de la fundación Disenso, de la cual es presidente, en el que se plasma la ideología del grupo de ultraderecha español.
Podríamos rastrear y recordar sucesos similares;
Pero nos sumamos a la refrelxión de La Jornada que en su editorial de ese 9 de marzo analiza:
“Por sus efectos positivos en las libertades de los residentes y visitantes a nuestro país, cabe desear que los legisladores aprueben la propuesta del mandatario. En el nuevo clima de derechos creado por esta reforma, la coerción sería sustituida por la confianza en la madurez de la ciudadanía para valorar las opiniones de los no nacionales, adoptar las ideas que sean de provecho y rechazar las nociones contrarias a la independencia, la soberanía y a la voluntad nacional de suprimir las prácticas discriminatorias en todos los ámbitos de la vida”.