Una doctrina, se forma como respuesta a un contexto específico y es influenciada por líderes, movimientos sociales y eventos históricos, articula principios que guían acciones y políticas en un país; una doctrina es un conjunto de principios, creencias o posturas que guían la política, la legislación, la economía y son promovidas y aceptadas por un grupo, organización o institución, una doctrina es una guía que orienta las acciones y creencias.
A menudo, las doctrinas se formalizan a través de documentos oficiales, discursos políticos o leyes que las establecen y se comunican a la sociedad para que tenga eficacia. Es fundamental que una doctrina cuente con un grado de aceptación social y tenga el respaldo popular; una doctrina tiene impactos significativos en la cultura y la sociedad en general; las doctrinas, están en diversos campos, como la religión, la filosofía, la política y el derecho.
Las doctrinas, surgen de un contexto histórico específico que demanda una respuesta a problemas sociales, políticos o económicos y buscan cambios en la forma de gobernar y en las normas sociales y legales; algunos mecanismos para su difusión son los foros, conferencias y debates.
La educación, a menudo se convierte en un vehículo para el adoctrinamiento, se prioriza la conformidad sobre el aprendizaje profundo y crítico; lo que, sin duda, limita las oportunidades de desarrollo personal y profesional de los individuos.
Para que una doctrina tenga eficacia en un país, es fundamental que un gobierno implemente acciones clave como, involucrar a los diversos sectores sociales a través de sus líderes en el proceso de formulación y recoja diversas perspectivas y así, genere un sentido de pertenencia en la sociedad. Por igual, se establecen canales de comunicación eficaces para informar y sensibilizar a la población, se incluyen mecanismos de seguimiento para evaluar la efectividad de la doctrina y se identifican las áreas de mejora y se ajustan las estrategias según sea necesario.
En la implementación de una doctrina existe el respaldo institucional y normativo que fortalece y facilita su adopción y cumplimiento; es decir, total apoyo político y sobre todo el legal.
Todo esto no es gratis. Se necesita un financiamiento sostenible que asegure los recursos para implementar y mantener las acciones relacionadas con la doctrina.
Adoctrinar a un país, ya sea a través de sistemas educativos, medios de comunicación o políticas gubernamentales, puede tener varias desventajas. Algunas son la inevitable falta de pensamiento crítico, la población de un país adoctrinado pierde la capacidad de pensar de manera analítica y esto lleva a la aceptación ciega de ideas y creencias sin cuestionar su veracidad o relevancia.
Adoctrinar a la población suele promover una única forma de pensar, se difunde información sesgada o falsa y una población mal informada es susceptible a manipulaciones, lo que puede eliminar la diversidad de opiniones y perspectivas y desemboca en un ambiente de poca tolerancia hacia las diferencias culturales, ideológicas o religiosas.
La censura, es una forma de represión a la libertad de expresión, las personas temen expresar sus opiniones divergentes porque podrían enfrentar consecuencias negativas.
El adoctrinamiento, implica la reinterpretación y manipulación de la historia para favorecer la narrativa de un régimen dominante, lo que lleva a una desconexión entre las generaciones futuras y su verdadero pasado.
Una doctrina, a menudo genera dependencia de la población hacia su gobierno y sus instituciones, la promoción de un pensamiento homogéneo y dogmático limita la innovación y el progreso en áreas como la ciencia, la cultura y la economía ya que desincentiva las ideas nuevas y diferentes.
En algunos casos, el adoctrinamiento lleva a la deshumanización de aquellos que no comparten las mismas creencias pues en automático se fomenta la división en la sociedad.
A lo largo de la historia, diferentes doctrinas han surgido y prosperado en contextos sociales, políticos y económicos específicos. Por ejemplo: en nuestro continente americano, las doctrinas que promueven la justicia social como el socialismo o el comunismo han encontrado terreno fértil en sociedades con marcada desigualdad económica y social; a esto, hay que añadir contextos de crisis cultural o de identidad y por medio de estos, se logra que las doctrinas ofrezcan una visión más atractiva como el nacionalismo.
Durante períodos de inestabilidad, las doctrinas radicales o revolucionarias pueden ganar apoyo, como lo hicieron el marxismo y el leninismo en respuesta a la opresión de los sistemas políticos existentes. También, un cambio brusco en el sistema político, puede abrir la puerta a nuevas ideologías y doctrinas.
Hay que reiterar que el marxismo y el socialismo, se han popularizado en contextos de desigualdad extrema, explotación laboral y crisis económicas. No olvidar que el Liberalismo, encontró terreno fértil en sistemas democráticos y en contextos de crecimiento económico, donde se buscaba la protección de los derechos individuales, el Nacionalismo, surgió en contextos de Colonialismo, una ocupación extranjera o crisis de identidad nacional y buscó la unificación o la independencia.
Si alguien preguntara que si en México existe un contexto histórico que permitiera la implementación de una doctrina, la respuesta es sí.
La histórica situación política en México, que incluye una vieja lucha contra la corrupción, la violencia del narcotráfico y su filtración en administraciones públicas y entre otros, la búsqueda de justicia social, creó un entorno a la carta en el que se ha cuestionado a una vieja doctrina y ahora, pese a un sinfín de protestas, se establecerá desde la Constitución, un nuevo régimen con nuevas formas de conducir a la sociedad y ejercer el gobierno.