A través de una columna que publicó en El Universal llamada “Tres años deplorables”, el ex secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa, criticó a los tres años de administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, convertida en la Cuarta Transformación, dijo que “han sido los peores en cuanto al desempeño de la economía del país”
Urzúa Macías los comparó con la Gran Depresión de 1929, periodo en el que se registró una pérdida de cerca del 15% de la producción nacional, aseguró que “no existe una comparación en la época contemporánea de un descalabro económico del país como el sufrido en la administración de López Obrador”.
“El desplome económico que se dio en el primer trienio lopezobradorista no tiene paralelo alguno con lo que ocurrió durante cada uno de los sexenios presidenciales que ha habido en México, desde el cardenista hasta el peñista”, señaló.
El académico indicó que las crisis económicas de los 80, de los 90 y del 2009 no tuvieron la misma magnitud, ni el mismo parangón, “pues la recuperación fue acelerada, a diferencia del actual periodo convulso en materia económica”.
Se refirió a las debacles que originaron los ex presidentes López Portillo y Miguel De La Madrid en los 80´s y la de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo en 90, vaya que lesionaron a la sociedad mexicana, nos fue como en feria, pero la recuperación, efectivamente fue rápida y pronto nos fuimos incorporando a la globalización, dejamos el Tercer Mundo, el sub desarrollo quedó atrás, fueron veinte años de una vivencia económica que se derrumbaron ante los caprichos y acciones intencionales de cambiar a toda una nación a un sueño setentero que nunca se repetirá.
Hoy en la paranoia Bolivariana, la eminencia Macuspana pretende no solo convertir a México sino sutilmente infiltrar esa retrograda ideología en países que no han caído en el engaño o el garlito socialitoides.
También vimos que con toda Diplomacia la Canciller de Panamá Érika Mouynes rechazó la designación de Salmerón como Embajador de México en ese ístmico país.
El ex mandatario Panameño Ernesto Pérez Balladares cuestionó la actitud que ha manifestado el jefe del Ejecutivo mexicano ante su nación, la que acusó de infantil, refiriéndose a Panamá como “un país pequeño, pero digno y valiente”; situación que lo llevó a expresar que México necesita más de Panamá, que lo que necesitan ellos de México.
Muy cierto, muchas de las mercaderías mexicanas que se embarcan en los puertos nacionales y cuyo destino está en sentido contrario, deben transitar a través del monumental Canal de Panamá.
El 3 de abril de 2014 se firmó el TLC México Panamá que busca profundizar la integración económica de México con Centroamérica, consolidar la seguridad jurídica en las transacciones internacionales con Panamá y abrir nuevos mercados a las exportaciones mexicanas.
En los momentos más destacados de su historia, la diplomacia mexicana se ha beneficiado de liderazgos con visión de Estado, el apego a nuestros principios basados en el Derecho Internacional y el despliegue de funcionarios educados y comprometidos con la defensa y la promoción de los intereses nacionales.
Veremos si la posible sustitución de Salmerón por Jesusa, respetable dama que carece de estudios y experiencia diplomática, no expone a la economía mexicana, por mientras ya recibió el primer rechazo, la Alianza Panameña por la Vida y la Familia rechazó la designación de Jesusa Rodríguez como nueva embajadora de México en Panamá.
“Rechazamos la designación de la señora Jesusa Rodríguez por representar todo lo contrario a los valores sobre los que se fundó nuestra nación”, destacó la organización.
El argumento de la Alianza es que Jesusa es una abortista, defensora de la mariguana, “quien además ha demostrado no tener ningún respeto por las creencias religiosas de un pueblo como México al representar a Sor Juana Inés de la Cruz en marchas del orgullo gay”.
Creemos que el presidente Andrés López Obrador no debe tratar a Panamá con falta de respeto. La agencia de colocaciones en la que se ha convertido la presidencia nacional debe contenerse y no atisbar a los vecinos ni de cerca, ni de lejos, sino todo lo contrario.
Amigos la semana tiene siete días y ¡Gracias a Dios es viernes”
