La intranquilidad general y el robo de la paz no tienen justificación; el Estado a través de sus múltiples instituciones deben de garantizarlas.
Los sucesos que azotan la franja fronteriza y varios caminos del norte de Tamaulipas tienen a los vecinos, negocios, población en general en la zozobra y en un ambiente de miedo. San Fernando decidió suspender las clases en todos sus centros escolares ante la presencia de caravanas de vehículos con hombres armados.
Por supuesto que la autoridad municipal está superada, no hay forma de hacer frente y más vale mantenerse a resguardo; en el caso de Matamoros, espacio que está en la visión internacional ante el secuestro y asesinato de vecinos norteamericanos, ahora está en medio de bloqueos, incendios al parecer provocados, robo de autobuses, colocación de “ponchallantas”, circulación impune de autos blindados, lo mismo con camionetas y autos con personas armadas.
La prensa nacional tiene ubicada a Matamoros como zona sin ley, sin alcalde. Un territorio controlado por el crimen organizado.
El Gobierno del Estado con el apoyo de la federación han incrementado el número de elementos del Ejército, Marina y Guardia Nacional; sin embargo y a pesar de que se informó que trabajarían en la zona de Nuevo Laredo a Matamoros, no se ha logrado el objetivo. No menospreciamos la valentía de sus integrantes que arriesgan y en ocasiones pierden la vida en acción, pero es claro que no se alcanza la meta.
Es urgente para la zona que se logre retornar la tranquilidad; sus habitantes vivieron y seleccionaron a sus gobernantes en democracia, las instituciones garantizaron una sucesión pacífica. Toca ahora cumplir desde el ejercicio de gobierno.
Mario Alberto López Hernández reapareció en el momento en que los expertos buscaban sofocar el incendio en el parque industrial de Las Ventanas; fue otro espectador. Afortunadamente, según Protección Civil municipal no hubo lesionados. Pero… ¿qué sucedió? ¿Fue provocado? ¿Fue un accidente? No hay explicación ni información ni nada.
De “borrego” como gusta que le digan, ahora pasó a jugarle a la avestruz no justifica la actuación que debiera tener un alcalde reelecto, cómo el propio funcionario lo dice, con el mayor número de votos de la historia de esa ciudad. Todo apunta a como lo dice la abuela: “nunca han sido buenas las segundas partes”.