Las acciones en represalia de los países miembros de la OTAN contra Rusia y la respuesta de su presidente, Vladimir Putin, al poner en alerta máxima sus sistemas de defensa, que incluyen armamento nuclear, son evidencia de una crisis mundial, no de una guerra mundial declarada, pero sí de una grave crisis que de continuar en escalada será de consecuencias muy difíciles de pronosticar, pero sin duda terriblemente dañinas a nivel global.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene razón cuando afirma que una respuesta militar contra los Rusos por su invasión a Ucrania significaría el inicio de la Tercera Guerra Mundial. Ese es un escenario que nadie desea, ni siquiera los rusos, porque hasta ellos mismos saben que se trataría de un conflicto bélico de tal magnitud que dejaría al menos, a los países directamente involucrados en ruinas, y a la economía global destrozada. Las consecuencias, sin exagerar ni tantito, podrían llegar hasta la casi extinción de la humanidad, si se desata la guerra nuclear.
Rusia ha puesto contra las cuerdas a los países miembros de la OTAN y a buena parte de los miembros de la ONU, que sesionará de emergencia en los próximos días, pero que no podrá llegar a otro acuerdo más que la condena del ataque ejecutado por los rusos contra Ucrania. La eficiencia del organismo como medio diplomático para la preservación de la paz está en juego. Pero no parece tener forma de lograrlo, si no es cediendo a las pretensiones de Putin, lo que para los miembros de la OTAN es inaceptable, pero que en la práctica está sucediendo.
Las sanciones comerciales impuestas contra Rusia son el pretexto que Putin esperaba, de parte de sus enemigos, y ya lo tomó para justificarse. Sin embargo, lo más grave es la declaratoria de alerta militar máxima, porque eso en realidad significa que podría acusarse de conspiración a los países que colaboren con Ucrania, enviándole armamento y pertrechos, con que se pueden convertir en sus siguientes objetivos militares. Por el momento, Finlandia y Suecia ya están explícitamente advertidos. Pero la amenaza va para todos los demás.
Pero hay más datos que ponen de manifiesto la crisis más severa desde 1962, en plena Guerra Fría, cuando el gobierno norteamericano descubrió que los soviéticos de aquella época estaban montando bases de misiles nucleares en Cuba. Esta nueva crisis involucra intereses económicos que antes Rusia no tenía. Ya olvidado el socialismo, ahora una especie de Capitalismo de Estado, promovido y protegido por un gobierno populista, que goza de la aprobación de la mayoría del pueblo ruso, ha promovido lo que ya es una guerra mundial, en términos económicos y diplomáticos, pero que está muy cerca de convertirse en una guerra militar mundial en toda regla.
Los suizos ya dejaron de ser un país neutral y se han sumado a las sanciones contra Rusia. Falta ver qué dice China, aunque puede anticiparse un poco quizá, porque en ese país también se vive ahora bajo una especie de Capitalismo de Estado, controlado por un gobierno populista. El mundo está en vilo y lo que suceda en las próximas horas puede ser definitorio para el futuro inmediato de esta crisis mundial.
Y para iniciados
Ya se enteraron los chairos de que Ucrania existe y se dieron cuenta de que su conflicto con Rusia es un excelente distractor de todo lo mal que va la cuarta transformación. México no es miembro de la OTAN, pero su vecindad con Estados Unidos y las repercusiones económicas que ya está teniendo por la crisis lo obligarán a tomar partido. Claro, a favor de Estados Unidos. La duda es hasta dónde lo hará. ¿Aquí también prohibirán actividades económicas y vuelos comerciales rusos? Me preocupa mucho qué se le vaya a ocurrir decir a AMLO, aquí sí mejor que no diga nada, y siga pidiendo la devolución del Penacho de Moctezuma.
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