Ayer hubo dos de las más importantes declaraciones que se hayan hecho en torno a la inseguridad, la recuperación de la paz, el combate al crimen organizado, el tráfico de drogas y la migración ilegal, en los últimos seis años. Por separado, pero que involucran, al final de cuentas, tanto a los gobiernos mexicanos como a los de Estados Unidos, en lo que podría significar un giro total en la cooperación internacional en estas materias.
Por un lado, Claudia Sheinbaum Pardo, detalló frente a la mayoría de los gobernadoresdel país, acompañada de los miembros del gabinete de seguridad, los cuatro ejes fundamentales de su estrategia para la construcción de la paz: la atención a las causas históricas y estructurales de la violencia, la consolidación y reforzamiento de la Guardia Nacional, el fortalecimiento de las capacidades de inteligencia e investigación, a fin de lograr capturas y castigos en contra de los generadores de violencia y la coordinación conlas instituciones de los estados de la República, con la participación activa y permanente de las y los gobernadores de cada entidad, reforzando también las capacidades de las policías estatales.
Aunque Sheinbaum Pardo no vaya a reconocer cambios a la estrategia de su antecesor, quizá por temor a desatar la ira del exmandatario, Andrés Manuel López Obrador, sus planteamientos perfilan la finalización de la era de los abrazos y no balazos, pues presentó inteligencia y coordinación como medios para poder judicializar las carpetas de investigación, que está muy lejos de aquella amenaza de acusar a los criminales con sus madres y abuelitas, a fin de que los persuadan para que dejen de delinquir, como inocentemente -o quizá cínicamente- lo sostuvo López Obrador.
Sin dejar de lado la política social, sino todo lo contrario, poner en primer lugar la intervención del Estado para generar condiciones que alejen, principalmente a los jóvenes, de la posibilidad de ser reclutados por las bandas criminales, el mensaje de la presidenta es claro: van por los generadores de violencia, bajo una estrategia, diferente a las de sus antecesores, que encabeza su secretario de seguridad, Omar García Harfuch.
Por otro lado, el virtual presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, hizo público el nombre de quien será el próximo embajador norteamericano en México. Ronald Johnson, no es un diplomático, sino un exmilitar y exagente de la CIA, con amplia experiencia en operaciones especiales, como las del combate al crimen organizado, asesoró y coadyuvó con el gobierno de Nayib Bukele, cuando se desempeñó como embajador en El Salvador, durante el primer mandato de Trump. La encomienda para Johnson no deja lugar a dudas: trabajar de la mano con Marco Rubio, que encabezará la Secretaría deEstado, responsable de la seguridad nacional y las relaciones internacionales, para, escribió Trump, poner “fin a los delitos cometidos por migrantes… (detener) el flujo ilegal de fentanilo y otras drogas peligrosas… y (volver) a hacer…” de Estados Unidos un país seguro.
Como la mandataria mexicana parece decidida y los nominados por Trump no son para nada simuladores, sino de los más duros conservadores, rigurosos y estrictos, si logran el entendimiento y la cooperación la historia podría dar un giro en unos cuantos meses. Eso dependerá también de que Sheinbaum y Harfuch se mantengan firmes en la operación de la estrategia mexicana, porque de lo contrario, ni Rubio ni Johnson son proclives al respeto de las soberanías ni de los derechos humanos, cuando se trata de lo que ellos consideran es la salvaguarda de la seguridad nacional, claro, la de ellos, la de los norteamericanos y de nadie más. Quienes creen que Trump no es más que un bravucón, deberían reflexionar bien sobre estos nombramientos. Marco y Ron, así les dicen, no son hombres de declaraciones, sino de acciones.
Y para iniciados:
El reloj sigue corriendo, se acerca el periodo vacacional y diferentes funcionarios estatales, municipales y del Congreso ya están sacando la vuelta al cumplimiento de diversos compromisos adquiridos. Mucho se rumora de una mano negra que sigue queriendo tener influencia en las decisiones y no dejar sus parcelas de poder. Sería un grave error que terminaran el año dejando pendientes que podrían resolver. Para iniciar bien el 2025, lo mejor es acabar bien el que ya se va.
La información es PODER!!!
