La destitución de tres consejeros electorales del Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (IMPEPAC), el organismo autónomo responsable de organizar las elecciones locales en la entidad, no debe ser fuente de preocupación, sino quiénes, con qué perfiles, lleguen a sustituirlos.
Alfredo Javier Arias Casas, José Enrique Pérez Rodríguez e Isabel Guadarrama Bustamante fueron cesados de manera fulminante por el máximo órgano colegiado del Instituto Nacional Electoral (INE), el Consejo General, en uso de sus atribuciones, puesto que es el responsable de vigilar el cumplimiento de las disposiciones constitucionales y legales en materia electoral, así como garantizar que se cumplan los principios de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, máxima publicidad y objetividad, bajo los que están obligados a desempeñarse todas las actividades de los órganos electorales nacionales y locales, así como los miembros que las integren.
Aunque los consejeros cesados tienen la posibilidad de impugnar la decisión del Consejo General, hay dos elementos que hacen pensar en que sería sumamente difícil que lograran revertir tal decisión colegiada: las documentales probatorias, que vienen acumulándose desde el mes de septiembre de 2019, en las que los tres son denunciados por omisiones, dilación e invasión de facultades. Según el acuerdo aprobado y el contenido de los argumentos al respecto, no solamente dilataron el cumplimiento de resoluciones, sino autorizaron, sin tener facultades para ello, el pago de prerrogativas al Partido Encuentro Social (PES), en medio de una confrontación con la entonces consejera presidenta, Ana Isabel León Trueba, a la postre también destituida. El otro elemento es que, si insisten en revertir en tribunales la decisión del INE, sus lazos políticos y su actuación en el más reciente proceso electoral local, señalado por estar en desapego a la legalidad y la imparcialidad, saldrían a la luz, y eso los dejaría todavía peor parados.
El tema relevante no son ya los cuatro consejeros destituidos, incluyendo a León Trueba entre ellos, ni tampoco criticarlos por haber llegado a sus cargos no siendo los mejor calificados, sino a través de acuerdos políticos o cuotas partidarias. No obstante que el trabajo y las responsabilidades del instituto pueden cumplirse con los otros cuatro consejeros, encabezados por la consejera presidenta, Mireya Gally Jordá, quien ha demostrado estar al nivel para dirigir el OPLE morelense, la ley dispone que se lleve a cabo el proceso para sustituirlos.
Ahí es donde el Consejo General del INE, tan golpeado mediática y financieramente por el gobierno federal, tendrá que demostrar que los perfiles de los nuevos consejeros, dos hombres y una mujer, serán no solamente los mejor calificados y cualificados en materia electoral, sino que en verdad no tengan compromisos políticos ni partidarios, ni sean producto de componendas o padrinazgos, que minen la imparcialidad o el profesionalismo del IMPEPAC. En concreto, que respondan a los intereses de los electores y no de partidos o personajes políticos. De otra manera, sería pan con lo mismo, con lo que el INE y el IMPEPAC seguirían siendo objeto de severos señalamientos.
Y para iniciados
Al interior de Morena el río está revuelto. Por ahí leí una versión equivocada, en la que mencionan a Raúl Ojeda Zubieta, todavía delegado especial del CEN en Morelos, como nuevo presidente de Morena en Tabasco. Eso no es así, Ojeda fue electo como presidente del Consejo Político Estatal. Y, sí, su paso por Morelos concluyó. Morena tiene nuevos militantes de no muy honrosa fama pública, hay quienes los llaman “infiltrados del gobierno”. Van como pescadores al río revuelto, en espera de ser los ganadores. Si los fundadores y los morenistas de cepa no logran cerrar filas, una vez más serán hechos a un lado, como sucedió ya en 2018 y 2021.
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