Con motivo de nuestra próxima participación en el Foro de Periodistas de la Franja y la Ruta 2024 en la ciudad de Chongqing, China, les compartimos el artículo que para tales efectos escribimos y que formará parte de la memoria que los colegas chinos elaborarán.
Viajaremos en representación del Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo, CONALIPE, del 25 de agosto al 1 de septiembre; a nombre de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, estará presente su presidenta Eva Guerrero Ríos.
Desde esas latitudes enviaremos nuestras colaboraciones y cápsulas informativas.
«Primeras impresiones de China»
Teodoro Raúl Rentería Villa / Vicepresidente del Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo CONALIPE, A.C.
Nada más acertado que pluralizar el título de la entrega que se nos ha solicitado. Nadie que se precie de conocer o hablar sobre China podría tener una sola “primera impresión”.
En nuestro país, como seguramente sucede en las naciones con alta influencia de los Estados Unidos de América, y aun con más impacto en las generaciones que crecimos en la etapa de los hoy conocidos como medios tradicionales, la “primera impresión” sobre China fue precisamente la que Norteamérica a la fecha, desea que se conozca en el mundo.
En su momento solo había una sola forma de contrastar y saber lo que realmente se vive en el milenario país; solo unos pocos lograban cruzar los más de 12 mil 500 kilómetros ente México y China, así como recorrer aquella nación. Los que nos interesamos y tuvimos la oportunidad de conocer a alguno de esos viajeros, recurrimos a escuchar sus experiencias, claro, sometidos a la subjetividad de su punto de vista.
En México, desde la etapa escolar primaria en la década de los sesentas, el aprendizaje del idioma inglés en las instituciones educativas particulares se convirtió en prioridad; la frontera de más 3,152 kilómetros con Estados Unidos y todo lo que en esa zona acontece, borró por décadas el interés de la gran población, de conocer qué acontecía a miles de kilómetros de distancia.
Sin embargo el gobierno mexicano, también en una actitud de defensa permanente ante el vecino del norte -recuérdese que nuestro país en 1848 tras una guerra intervencionista se vio obligado a ceder el 55 por ciento de su territorio que actualmente conforma los estados norteamericanos de California, Nevada, Utah, Nuevo México, una gran parte de Arizona y Colorado, Oklahoma, Kansas, y Wyoming- decidió defender su Soberanía abrirse al mundo para establecer relaciones diplomáticas con naciones que tenían y tienen encima el yugo de la potencia del norte de América, entre ellas la República Popular de China.
En 1930 el presidente Lázaro Cárdenas del Río hizo historia al decretar la expropiación petrolera cuya industria en su mayoría estaba en manos norteamericanas e inglesas; historiadores y analistas califican el hecho como una lección para las compañías extranjeras no sólo porque evidenció que un país en desarrollo podía retar su poder, sino que además, México demostró que a pesar de sus limitados recursos podía operar en la autonomía los hidrocarburos.
La división mundial consecuencia de la II Guerra Mundial no le fue ajena a México: la democracia liberal y el capitalismo impulsado por Estados Unidos contra el socialismo-comunismo liderados por la Unión de Repúblicas Soviéticas y China, encontraron en nuestra nación efectos positivos. México concretó un proceso de industrialización, mejoraron sus relaciones con países extranjeros, se implementó el modelo de sustitución de importaciones para producir en México lo que hacía falta, se vivió el “Milagro Mexicano” y además el problema de las tierras se estaba resolviendo con el reparto agrario.
El 14 de febrero de 2022 se cumplieron 50 años de amistad entre nuestras naciones; fue el entonces presidente mexicano Luis Echeverría Álvarez quien a pesar de la llamada telefónica del mandatario norteamericano Richard Nixon para que México otorgara su apoyo a Taiwán para ocupar un asiento en la Asamblea General de Naciones Unidas, quien dio la instrucción al canciller Emilio Rabasa para que se votara a favor del ingreso de China. En ese 1972 los presidentes Luis Echeverría Álvarez y Mao Zedong, en Beijing, estrecharon una de las más importantes relaciones entre naciones que a la postre han significado equilibrio y crecimiento mutuo.
Sirvan estos referentes históricos para tratar de explicar la dificultad del pueblo mexicano para conocer la realidad en el continente asiático y en específico en China.
El idioma es otro factor que afecta en gran medida la comprensión entre nuestras naciones. Aunque en la actualidad existen múltiples alternativas de aprendizaje y traducción, la brecha que nos divide es muy grande.
Nuestra experiencia:
Después de cinco viajes a ese gran país, todas ellas en la misión profesional a través intercambios con la Asociación Nacional de Periodistas de China, AJCA, y otro con el Diario de la legalidad de Beijing, firmados con nuestras agrupaciones Club Primera Plana, A.C., Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, A.C, y nuestra compañía Libertas Comunicación, puedo asegurar que siempre hay una “primera impresión de China”.
Aunque nuestro primer arribo a Beijing fue en octubre de 1998 en tiempos de Jiang Zemin ya habíamos tenido la experiencia a través de nuestro padre, don Teodoro Rentería Arróyave, quien fue el promotor del primer convenio de intercambio entre periodistas de China y México, de escuchar sobre la época de cimentación de Mao Zedong y la apertura al mundo con Deng Xiaoping. Y ahora vivimos la gran proyección como potencia mundial con Xi Jinping.
Es entendible que un viajero tenga expectativas de los lugares a los que decide visitar; en una primera ocasión o al volver a ellos. Por más permanente que sean los periplos siempre habrá una “primera impresión” y variará cada vez que se repita la oportunidad.
Sin embargo al tratarse de China las cosas son diferentes. Nos explicamos.
Hemos visitado Beijing, Shanghái, Xi´an, Wuhan, Tianjin, Hong Kong, Shenzhen, y algunas poblaciones, la mas reciente ocasión en 2019 con motivo de los festejos del 25 Aniversario de Beijing. Retornar por ejemplo a la capital, a pesar de la visita obligatoria a Tiananmen, nos generó esa “primera impresión” al presenciar un desfile militar y social encabezado por el presidente Xi. Inigualable.
En fecha reciente, unos días posteriores al proceso electoral desarrollado en nuestro país, en el estado de Morelos en el que habitamos, ubicado a 65 kilómetros de la Ciudad de México, sostuvimos una reunión con la gobernadora electa que asumirá el cargo el próximo 1 de octubre, Margarita González Saravia; ante propietarios, ejecutivos, directivos y administradores de medios de comunicación, se refirió al logro de China para abatir la pobreza. Unos días después recibió la visita del embajador chino en nuestro país Zheng Run, para anunciar trabajo conjunto en temas como la cultura, campo, educación, empleo e inverssiones.
Algunos años antes, en una visita a la embajada de China en México, logramos tener en nuestras manos la obra literaria “Librarse de la pobreza” de la autoría de Xi Jinping; su lectura es obligaoria. En ese sentido, creíamos conocer China, a su gente, su cultura, sus espacios, a sus periodistas; tuvimos de nueva cuenta de la lectura de esta obra “una primera impresión”.
Nada más acertado que pluralizar el título de la entrega que se nos ha solicitado. Nadie que se precie de conocer o hablar sobre China podría tener una sola “primera impresión”. Seguramente este 26 de agosto al arribar a la ciudad de Chongqing, de la cual tenemos referencias, por nuestro padre y mentor, quien ha navegado en la presa de Las Tres Gargantas, viviremos el mismo sentimiento.
Hasta pronto y hasta la próxima “primera impresión” de China.
