El pluripartidismo hace necesario el diálogo, el consenso y los acuerdos. Un gobernante hábil, cuando no cuenta con una mayoría legislativa que lo respalde, debe construir alianzas para llevar adelante su proyecto de gobierno. Si no es así, el ejercicio de la función pública se empantana y las posibilidades de tener un buen desempeño se reducen.
La actual administración estatal no tiene una mayoría legislativa que respalde al Ejecutivo y no pudo construir las alianzas necesarias, una coalición legislativa, pues. Pero las oposiciones sí lograron hacerlo. Han conseguido amplias mayorías, juntando hasta 17 de los 20 votos posibles, en algunos casos, y los 14 necesarios para la mayoría calificada, indispensables en la toma de decisiones de mayor trascendencia, ya no se ve difícil, sino todo lo contrario.
El más reciente periodo legislativo cerró con aprobaciones de decretos y reformas legales que tendrán efectos en la vida pública local, de la mayor trascendencia. La remoción de América López Rodríguez, al frente de la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización del Congreso del Estado (ESAF) hará posible que las cuentas públicas sean auditadas, sin que estos procesos puedan ser manipulados desde el Palacio de Gobierno.
La entrada en vigor del presupuesto para el año 2023 difícilmente podrá ser impedido a través de la controversia constitucional, con lo cual, la disposición discrecional de miles de millones de pesos habrá terminado. Nada más estas dos decisiones del Congreso abren un panorama muy diferente para los dos últimos años de este gobierno. Pero eso no es todo.
La coalición legislativa opositora, si bien la revocación de mandato, ya aprobada, podría aplicar hasta el siguiente sexenio, el año que viene tendrá que abordar los juicios de procedencia que están pendientes, pero vivos. A diferencia de lo ocurrido en procesos anteriores, que no lograron una votación suficiente para remover al titular del Ejecutivo y llevarlo a juicio, ahora sí podría contarse con una mayoría calificada que logre ese propósito.
Los 14 votos o más son una posibilidad real. Por supuesto, tendrían que ser muy cuidadosos en el tratamiento jurídico y el cumplimiento estricto de los procedimientos. Pero de que se puede, se puede. Todavía más, cuando la actitud del gobernador hacia los legisladores dista mucho de ser propositiva y tendiente al diálogo. Si ya había alejado a varias diputadas y diputados, con sus declaraciones más recientes, parece muy complicada la posibilidad de lograr acercamientos que cambien el panorama actual.
Podríamos ver un 2023 en el que la efervescencia política llegue a un máximo que, sin duda alguna, podría ser histórico, siendo además un año prelectoral en que la configuración de las fuerzas políticas será clave rumbo a la renovación de los titulares del poder Ejecutivo y Legislativo. La actual coalición opositora al interior del Congreso tendrá ante sí una de las decisiones más delicadas que tomar en los próximos meses.
Y para iniciados
De seguir la ruta del juicio de procedencia y, si no cambian las cosas, ¿qué convendría más a Cuauhtémoc Blanco? ¿Presentar una licencia para incorporarse a otras actividades políticas como las campañas en el Estado de México o tejer una candidatura propia en la CDMX, por ejemplo, antes de padecer un histórico desafuero? Tendría que contar incluso con más apoyo de Andrés Manuel para desactivar el riesgo y las consecuencias electorales de estar bajo proceso judicial. La sombra de la duda se cierne sobre el futuro inmediato del actual gobernador.
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