Durante la primera semana de enero de 2018 presuntamente se realizaron tres encuestas y una “auditoría” mediante las cuales se definiría al candidato de la coalición formada por Morena, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES) a la gubernatura de Morelos. El mismísimo candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador anunció, allá y entonces, el procedimiento, tal como lo ha hecho en meses recientes, aprovechando infinidad de conferencias de prensa mañaneras, al hablar sobre otros candidatos a gubernaturas (ya electos) y a la Presidencia de la República. A estos últimos adjudicó el mote de “Corcholatas”.
¿Por qué escribí “presuntamente”? Porque esas encuestas y la mentada auditoría jamás se llevaron a cabo para decidir sobre quién sería el candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia”, de entre Rabindranath Salazar Solorio, en ese momento candidato natural de Morena a la jefatura del Poder Ejecutivo morelense, y Cuauhtémoc Blanco Bravo, impulsado por el Partido Encuentro Social (PES), cuya dirigencia nacional se lo impuso a AMLO, a fin de integrar a ese instituto político a la citada coalición a nivel nacional.
Es importante recordar que, para el proceso electoral federal, el 2 de enero de 2018 los tres partidos firmaron el convenio de coalición, según informó el todavía senador por Morelos, Rabindranath Salazar Solorio. El hombre nacido en Jiutepec dijo además lo siguiente:
“Ya la alianza prácticamente está autorizada. De hecho, se manda a la Ciudad de México en estos días (…) y estamos atentos a que se pueda realizar esta encuesta para que la gente pueda definir quién puede ser el mejor candidato con las mejores capacidades para sacar adelante al Estado de Morelos (…) Probablemente esta misma semana, aún no nos confirman una fecha definida, pero muy probablemente pueda ser en esta misma semana (cuando se apliquen las encuestas)”.
“Lo que nos han informado al momento -agregó Rabín Salazar- es que por una parte el Partido Encuentro Social ha puesto sobre la mesa al alcalde de Cuernavaca y por otra parte Morena ha puesto el nombre de Rabín Salazar, un servidor, también sobre la mesa. Son los dos personajes que al momento nos han comentado que se estarán encuestando”.
En honor a la verdad, Rabindranath Salazar Solorio había recibido línea de López Obrador en el sentido de que no sería candidato a la gubernatura de Morelos, a pesar de ser el candidato natural de Morena. El ex alcalde de Jiutepec, ex diputado local, ex diputado federal y entonces senador de la Repúblico no tuvo de otra más que recibir y aceptar el madrazo de AMLO.
Y fue así como, tiempo después, trascendió que Salazar Solorio sería delegado de la naciente Secretaría del Bienestar en Morelos, a lo cual se opusieron el propio Cuauhtémoc Blanco y los propietarios del PES, verbigracia Hugo Eric Flores Cervantes. López Obrador, presionado por las circunstancias y la conveniencia de tener al PES como aliado en la Cámara de Diputados, convirtió a Rabindranath Salazar en director del sistema Bancos del Bienestar, de donde fue sacado para colocarlo al frente de la Subsecretaría de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación federal, al lado de Olga Sánchez Cordero (y después de Adán Augusto López).
Allí estuvo, siempre fiel a López Obrador y demostrando gran institucionalidad, resistencia y consistencia, hasta este miércoles 29 de junio, cuando AMLO decidió un enroque: Rabín se viene a Palacio Nacional con el carácter de Coordinador de Política y Gobierno de la Presidencia de la República (algo parecido a la antigua Jefatura de la Oficina de la Presidencia); y César Yáñez Centeno, otro antiguo aliado de AMLO, al lugar de Rabín en la Secretaría de Gobernación. El morelense salió de Bucareli y se llevó sus cosas a Palacio Nacional, lugar donde vive Andrés Manuel López Obrador, a quien verá a diario.
Es obvio que César Yáñez irá a Bucareli a consolidar la bastante cantada candidatura presidencial de Adán Augusto López (yo percibo que por ahí irá la jugada rumbo al 2024), mientras el presidente mantiene en reserva a Rabindranath, con protección y muy cerca de él, a fin de colocarlo de nuevo en otra “encuesta” hasta convertirlo en candidato a la gubernatura de Morelos. Sobre este escenario predomina un elemento de suma importancia: la confianza del presidente de la República en torno a los personajes movilizados. Desde mi particular punto de vista, las señales están bastante claras: Rabín es el candidato natural de Morena al gobierno morelense.
Obviamente, Rabín, como cualquier persona, no es monedita de oro para caerle bien a todos. Tiene apologistas y detractores, que simpatizan con otros morelenses y siguen diferentes corrientes morenistas. Desean que su favorito o favorita sea el candidato definitivo o definitiva de Morena al cargo hoy ocupado por Cuauhtémoc Blanco Bravo. Por eso entre ayer y hoy quienes menospreciaron el nuevo cargo de quien, hoy por hoy, sigue siendo el morelense mejor posicionado a nivel federal.
Según percibo y en base a mi poca o mucha experiencia periodística acumulada durante casi medio siglo, el candidato natural sigue siendo Rabindranath Salazar Solorio. Sin embargo, también debo señalar que la política no tiene lógica y también se fundamenta en las circunstancias de los respectivos momentos históricos. Aquí yo aplicaría la teoría de los juegos: hoy estás, mañana quién sabe.