AÚN CON SEMÁFORO AMARILLO, EL CORONAVIRUS COVID-19 SIGUE ENTRE NOSOTROS

Por Irradia Noticias

Desde el viernes de la semana pasada trascendió que, a partir de este lunes 4 de octubre y durante 15 días, Morelos retornará al semáforo amarillo de riesgo (moderado) del nuevo coronavirus SARS-Cov-2 o Covid-19, como guste usted llamarle. 

Fue definitivamente una magnífica noticia, sobre todo entre los sectores económicos, es decir el empresariado morelense tan golpeado a partir del primer cierre de actividades decretado por el gobierno federal en marzo de 2020. Simple y sencillamente no son, por ahora, los generadores de riqueza, ni contribuyen sustancialmente a las recaudaciones de impuestos a nivel federal y en los estados.

El gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo, difundió un mensaje a través de su cuenta de Twitter, proyectando optimismo por el regreso de la entidad al semáforo amarillo, pero exhortó a toda la población morelense a no bajar la guardia y a seguir respetando todas las normas sanitarias de sobra conocidas, a fin de evitar la propagación de nuevos contagios y pronto alcanzar el ansiado semáforo verde de riesgo epidemiológico.

Por su parte, la titular de la Secretaría de Economía y del Trabajo del estado, Ana Cecilia Rodríguez González, apareció en la palestra pública enumerando todas las actividades económicas que incrementarán sus operaciones y aforos a partir de hoy lunes 4 de octubre, lo cual no significa, ni significará que el Covid-19 haya desaparecido. Que nadie se engañe. Esto no sucederá nunca. La humanidad está aprendiendo a convivir con el enemigo, de la misma forma en que lo hizo con otras graves enfermedades virales y bacterianas. El Covid-19 se contagia igual que una gripe común, pero sus efectos son devastadores, sin subestimar cuadros gripales que suelen tornarse graves, con perjuicios severos en los pulmones al riesgo de ocasionar la muerte. 

Aquí cabe subrayar que las vacunas anti Covid-19 protegen, pero no evitan que nos contagiemos. Por lo tanto, debemos seguir cuidándonos, con un mensaje bastante dirigido a los jóvenes, hoy por hoy deseosos de recobrar la libertad de antaño, ante lo cual fácilmente se descuidan, se concentran en grupos numerosos de personas, se contagian, muchas veces son asintomáticos y cuando regresan a sus hogares propagan el virus entre sus seres queridos. Así he sabido de múltiples desenlaces fatales.

Para los ciudadanos comunes y corrientes el Covid-19 debe ser nuestro compañero. Debemos aprender a convivir con el enemigo, mientras la industria farmacéutica no encuentre los fármacos antivirales para hacerle frente. Ya conocemos sus estragos y necesitamos vivir con él a nuestro lado, desde luego aplicando estrictas medidas de higiene y prevención, las cuales han sido difundidas hasta más no poder por los gobiernos federal y estatal.

Aunque López Obrador y sus principales colaboradores se nieguen a usar cubrebocas, nosotros, los ciudadanos comunes y corrientes debemos tener como obligatorio el uso del cubrebocas y respetar todas las medidas de sanitización. De nosotros y de nadie más dependen la portación de botellitas con gel antibacterial; el respeto estricto a la distancia entre unos y otros; la exhaustiva aplicación de mediciones en las empresas, con evaluaciones sobre trabajadores en edades de riesgo; la solventación de pruebas de Covid-19, aunque los dueños de los negocios deban erogar una lana; el lavado frecuente de manos; la diaria supervisión a las medidas en el transporte público, mercados y demás sitios con mayor incidencia de contagios, etcétera.

La situación, vista bajo la óptica de las autoridades en los tres órdenes de gobierno, sigue siendo preocupante, dentro de un contexto donde la gente le perdió la confianza a López Obrador, a López-Gatell, a gobernadores, a alcaldes, etcétera. En China, país de avanzada en la investigación científica contra el virus, el gobierno ordenó a todos los estados construir granes “bunkers” anti Covid-19, y deberán concluirlos antes de que termine octubre. Lo anterior es para evitar la propagación del nuevo coronavirus. En otros países la vacunación ya se autorizó a menores de 10 a 17 años de edad, en lo cual México no presenta ningún avance.

Conclusión: por lo menos los morelenses debemos hacerle caso a Don Mario Molina, Premio Nobel de Química 1995, quien en vida, ya con la pandemia encima, siempre recomendaba el uso obligatorio del cubrebocas y el acatamiento de las medidas sanitizantes, esto luego de participar en una investigación donde se demostró que las medidas tuvieron impacto directo en reducir la tendencia del Covid-19 en otros países. Con ello el científico contradijo la poca relevancia que AMLO y Hugo López-Gatell Ramírez atribuyeron al uso de mascarillas desde febrero del año pasado. Y no han cambiado. Mientras no termine la terrible pesadilla (llevará años), nadie más que nosotros lograremos ser los mejores guardianes frente al enemigo.

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