Suele suceder que los gobiernos publiciten diversas acciones, decisiones y programas como grandes logros o avances, cuando no son más que paliativos. Por más que se esmeren en el discurso y obtengan un efecto mediático favorable, si no resuelven las problemáticas de fondo, la realidad y los hechos terminan rebasándolos.
Los municipios de Morelos, y en particular la capital, Cuernavaca, vienen arrastrando pendientes y rezagos financieros que bien pueden ser considerados ya como históricos. Llegan a los cargos pensando que una restructura administrativa y la reorientación del gasto público serán suficientes para enderezar el barco. Más pronto que tarde se dan cuenta de lo contrario. Así, las propuestas, los proyectos y las buenas intenciones se ven interrumpidas por las deficiencias presupuestales y financieras.
Arriba, en los más altos rangos de las administraciones municipales, comienzan a pedir a sus subalternos soluciones basadas en la austeridad, con el objeto de dar respuesta, cualquier respuesta, pero rápida, a una sociedad cansada de esperar, harta de ver cómo se agravan las carencias, y de cómo ciertos disque servidores públicos estrenan vehículos, presumen -o se les descubren- comidas, vacaciones, nueva ropita y accesorios de marca y, claro, las propiedades que integran a su patrimonio.
Las instrucciones son más o menos del tipo: que no nos cueste o que sea mínimo el gasto que se vaya a realizar. Habrá aquello que se pueda conseguir en donación o trabajo sin cobrar, aportado por algunas personas de buena voluntad. Sin embargo, hay insumos, materiales y equipos que indefectiblemente tienen que pagarse, de alguna manera, por ejemplo, vehículos o máquinas que en lugar de comprarse se alquilan.
Ese es el caso de las diez patrullas que entraron en funcionamiento para agregarse a las que patrullarán las calles capitalinas. Ante la falta de disponibilidad de recursos para comprarlas de contado, el alcalde optó por un arrendamiento financiero con opción a compra. Es decir, una vez que termine el contrato de alquiler, a finales del 2024, podrán decidir si las regresan o las compran a un módico precio.
No es la solución al problema de la prevención del delito en la capital, pero sí una respuesta, como lo habíamos dicho al inicio de esta gestión, haciendo lo que se pueda con lo que se tenga, pues entre no tener esas diez patrullas y contar con ellas, aunque sean rentadas, es mejor que sí circulen las calles.
Solamente falta que, como con la digitalización del cobro de multas de tránsito, se informen y transparenten los contratos correspondientes, para que los ciudadanos tengamos la certeza de que nuestros impuestos fueron bien utilizados.
Y para iniciados
Día de reveces para Andrés Manuel. La SCJN ordenó reponer el presupuesto que los diputados de la 4T recortaron al INE sin justificación. Si se niegan a hacerlo tendrán que argumentar el por qué y de nuevo debatirá la corte al respecto. El reporte más reciente de Pemex muestra que en efecto hay desabasto en al menos 17 clínicas y hospitales de la paraestatal y no como lo negó ayer el AMLO. El presidente de EU, Joe Biden, no hizo caso a la petición de López Obrador. Nicaragua y Venezuela no serán invitados a la Cumbre, y además se la reviró, diciendo que quiere que el mandatario mexicano asista personalmente. Si AMLO asiste será bien visto por los gringos, pero criticado por sus amigos dictadores de la izquierda progresista. ¿Con quién preferirá quedar bien, con Biden o con Maduro y Ortega?
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