La presencia del dictador cubano Manuel Díaz-Canel Bermúdez en los festejos oficiales de la Independencia de México representa mucho más que una cortesía de Andrés Manuel López Obrador. En política, el discurso va acompañado de símbolos. Ambos, parte de un mensaje de contenidos que no siempre se entienden de forma literal, sino que hay que leer entre líneas.
Hay quienes equiparan la invitación de López Obrador a Díaz-Canel, para presenciar e intervenir en la conmemoración del 16 de septiembre, a tener como invitado de honor en el festejo del Día del Niño al pedófilo y monstruoso Marcial Maciel, por un lado. Eso de suyo ya da mucho qué pensar, por lo que significa en términos de doble moral, doble discurso. Y, por otro lado, quienes ven en el acto una alianza de ideologías, muy lejana a los intereses de sus respectivas naciones y a favor del avance de lo que podríamos denominar la versión renovada del autoritarismo socialista, que hoy llaman “gobiernos progresistas”.
En Cuba no existe más que un partido político, el Partido Comunista. Cuba no es democrática. Está prohibida cualquier tipo de organización social que no sea aprobada por el régimen y que no apoye al régimen. Las elecciones no son libres, no se reconocen ni respetan los derechos civiles y políticos. Hasta en Rusia existen ya cuatro partidos políticos de diferentes orientaciones ideológicas, con representación en su Congreso. Cuba no es democrática. Hay solamente tres periódicos nacionales y los tres son controlados por la dictadura. Poco menos de veinte periódicos de circulación regional, todos también controlados por el gobierno. La dictadura cubana ha censurado a los medios de comunicación digitales, la mayoría no se pueden consultar online desde la isla. Cuba no es democrática.
Cuba libre sigue siendo una aspiración de su pueblo, pues pasaron del dominio norteamericano al soviético y luego a su propia dictadura socialista. El discurso de la Revolución Cubana no ha sido una vía para la liberación, sino un instrumento de dominación -como lo está siendo el de la Cuarta Transformación en México-. Cuba no es democrática.
Con todos los defectos que pueda señalarse a la democracia como sistema de gobierno, tanto los atribuibles a los mecanismos de representación como a los puramente humanos, mayormente en el mundo se coincide en que, hoy por hoy, sigue siendo la mejor forma de gobierno, en contraste con las dictaduras y los autoritarismos que aún subsisten, como los de Cuba, Corea del Norte, China y los teocrático-fundamentalistas.
Mucho más allá de que haya nacionalistas, chauvinistas y patrioteros a quienes les incomode un invitado extranjero en los festejos nacionales, lo verdaderamente preocupante es que el mandatario mexicano asuma una posición de defensa de una dictadura, como esperando reciprocidad cuando a él le toque el turno de rendir cuentas por sus agravios a la Nación y al pueblo, al que parece adular con sus palabras y traicionar con sus hechos. De último momento, nos anunció López Obrador que se programó para hoy una videoconferencia entre él y Joe Biden, presidente norteamericano. ¿De verdad el tema sólo será el cambio climático?
Y para iniciados
Ya dijo Cuauhtémoc que a él sí le gustan los trancazos y que va contra quienes lo han acusado. Insiste en que todo es obra de Graco Ramírez y que tiene la conciencia tranquila. Descalificó a Germán Martínez, senador morenista, quien en su carta de renuncia a la dirección del IMSS dejó muy claro que se iba porque no convalidaría ni se prestaría a las pretensiones presidenciales. En la Cámara alta ya se conversa si se estrenará la nueva Ley de Responsabilidad de los Servidores Públicos con este gobernador, en Palacio Nacional están meditando qué posición asumir y en Tabachines cómo defenderse, para no salir defenestrados.
¡Que tenga un excelente día!
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