En sus distintas etapas tanto en sus tiempos de lucha social como de gobernante, Andrés Manuel López Obrador ha dado muestras de su violencia, hartazgo, intolerancia amenazas, persecuciones y vendettas, por cuyas actitudes solas o combinadas, sobran ejemplos que han quedado tanto en el recuerdo como en la historia, los cuentos y las anécdotas, por sus desempeños… Sólo por recordar algunos, ahí están en la memoria y escritos los incendios de los pozos petroleros en Tabasco, cuando Andrés Manuel empezó a levantar sus banderas de reclamos y protestas contra los amos en turno del Gobierno Federal del PRI, del cuál Andrés era parte… Al paso de los años, López Obradoren búsqueda de la Presidencia de la República organizó marchas, mítines, manifestaciones y plantones por diversos rumbos del País, particularmente en la Ciudad de México donde al ser cuestionado por los reporteros, en uno de sus arranques amenazantes, categóricamente respondió: “¡Al carajo con las instituciones..!” Esta tronante expresión hizo reflexionar a cientos o miles de los que se desempeñaban en el quehacer público y político, para saber y advertir del carácter intolerante que con el paso del tiempo se incrementó por otros hechos, como características del Aspirante o Ambicioso para ser Presidente de la República… Transitaron los trienios y los sexenios hasta sumar 18 o 20 años de lucha del aguerrido AMLO, para alcanzar la poltrona presidencial, donde López Obrador llegó al verdadero poder para tratar de demostrar sus virtudes, saberes, conocimientos, experiencia, talento y otras cualidades, por tener derecho a ejercer el máximo Poder Nacional, que en el marco de los tres primeros años lo metió al desgaste del esmeril que lo es la Presidencia de la República, donde ha logrado cumplir “haiga sido como haiga sido”, en algunas cuestiones con sus fallos o errores y en otros con la habilidad necesaria para sus éxitos como Mandatario, donde también ha tenido que aguantar las deslealtades, traiciones, descalabros, subterfugios y críticas que le irritan, así como el pago por los errores, abusos y desaciertos cometidos con “el pago de facturas” correspondiente, por lo cual cada día López Obrador se ve y se siente más menguado y cansado por cuánto a lo que eran sus visibles virtudes y ambiciones para alcanzar su reelección y de ser posible la Dictadura, como sus adalides Daniel Ortega de Nicaragua, Hugo Chávez y Nicolás Maduro de Venezuela; Fidel y Raúl Castro Ruz, de Cuba; Rafael Fernández de Argentina o su protegido Evo Morales de Bolivia y su admirado Lula da Silva, de Brasil… tras las cuestiones que como propuestas tuvo y presentó ante las instancias gubernamentales y los espacios políticos y sociales del País, la desesperación y desesperanza de AMLO pese a cantarlos como triunfo, tales derrotas cayeron de sus desdentadas mazorcas, como la Revocación de Mandato, la Reforma Eléctrica y la posibilidad de perder “su” Reforma Electoral, por lo cual tras la salida de los trabajadores de Petróleos Mexicanos con su Sindicato y secciones que lo confrontaron con su manifestación, amenazas, advertimientos y reclamos de distinta naturaleza, simplemente les dijo: “¡Váyanse al carajo..!” Como corolario de esta secuencia, el presidente de la República López Obrador, ahora enfrenta a las personas, grupos y organizaciones que por rumbos de Chiapas, Campeche, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo, le reclaman los graves daños que está causando la macroobra del Tren Maya, tanto a las corrientes subterráneas de los mantos acuíferos, como a los cenotes, flora y fauna selváticos, por los trabajos que están sembrando a lo largo de sus rutas de origen y las cambiadas por “sus emergencias”, ante las repetidas protestas y reclamos de los habitantes de esa región y los pueblos mayas, muchos de los cuales han interpuesto demandas de carácter judicial y con amparos ante diversas instancias de la justicia, incluyendo a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, frente a lo cual López Obrador simplemente dijo y dejó entrever que contra todo lo legal y lo que se oponga, “va para adelante el Tren Maya”, lo cuál equivale a pensar y decir que todo lo que se diga o haga en contra, “se lo va a pasar por el arco del triunfo”… ¿Otra vez al carajo con las instituciones..? ¡Hasta mañana que será un día más!
AMLO: ¡AL CARAJO!
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