Muchas veces he comentado que cuando a nivel internacional se difunde una noticia negativa sobre la ciudad de Cuernavaca, la referencia es para todo Morelos en general.
Durante décadas nuestra capital ha formado parte de paquetes manejados por operadores turísticos de carácter mundial, amén de la fama que la “Ciudad de la Eterna Primavera” adquirió con la presencia y residencia de personajes afamados en distintas disciplinas.
Es así como la ciudadanía morelense, sin excepciones, debería interesarse y preocuparse por la inclusión de nuestra capital entre las ciudades más violentas del país, verbigracia en alertas de viaje cuyos textos sitúan la problemática local al parejo de los hechos violentos que sufren a diario comunidades enteras en otras regiones realmente azotadas por el crimen organizado y donde los enfrentamientos violentos suceden en cada esquina.
Si bien es cierto que esta entidad federativa tiene lo suyo, también es verdad que la situación difiere aquí. Lo anterior no significa que quien esto escribe subestime lo ocurrido –también a diario- en los puntos criminógenos de Cuernavaca y la zona metropolitana, sumándose la problemática de Jiutepec, Temixco, Emiliano Zapata y Xochitepec. Para nada. La región exige acciones de mayor trascendencia e impacto por parte de los tres niveles de gobierno respecto a la prevención del delito.
Las células criminales de ambos bandos (delincuencia organizada y común) necesitan recursos (dinero, armas y vehículos). Y la altísima incidencia de los delitos patrimoniales tiene estrecha vinculación con lo anterior. El asalto a mano armada y el robo de vehículos es la constante en dichas localidades. Durante un asalto con violencia una joven estudiante fue gravemente lesionada este miércoles en la colonia Jardines de Cuernavaca, lo cual produjo gran indignación social, pero también la politización del penoso asunto por parte de los advenedizos que nunca faltan para golpear a las autoridades estatales en turno. Desde luego, la Fiscalía General de Justicia, cuyo titular encabezó las primeras indagatorias en el lugar de los hechos, deberá trabajar para evitar que el hecho quede impune.
En este contexto ayer trascendió que Morelos forma parte de una alerta de viaje emitida por el gobierno de Canadá. Sin embargo, es necesario ratificar que los morelenses llevamos alrededor de 15 años constatando la difusión de esas “travel warning” expedidas no solo por los canadienses, sino también por Estados Unidos, Australia, Francia, Italia, Reino Unido, España y Alemania. Y la cantidad de estados incluidos siempre ha presentado variaciones. Los textos de las alertas de viaje respectivas casi son idénticos y toman como “machote” la redacción de los documentos elaborados por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Algo muy particular es que, con referencia a Cuernavaca, siempre se hace referencia al polígono de las lagunas de Zempoala. Repito, así llevamos alrededor de tres lustros.
Sobre el mismo tenor, hemos visto también la reacción de la Secretaría de Relaciones Exteriores con respecto a determinadas alertas de viaje de gobiernos extranjeros, dirigidas a sus ciudadanos que tengan planeado venir a México. Es más, en muchos casos ni siquiera ha habido respuesta de dicha dependencia federal, pues las “travel warning” parecen formar parte de campañas sistemáticas para evitar el flujo de turistas hacia México, aunque cabe subrayar que la situación actual de la industria sin chimeneas se empalma con los nefastos efectos de la pandemia de coronavirus Covid-19. La SER ha externado, en ciertas ocasiones, que cualquier alerta de viaje debe incluir información precisa y contextualizada, a fin de que sean de utilidad y eviten las generalizaciones. Pero nunca ha recibido contestación.
La emisión de alertas es una práctica internacional cotidiana que los gobiernos hacen para prevenir a sus ciudadanos sobre situaciones difíciles que pudieran enfrentar en viajes al exterior. El gobierno mexicano no interviene en la elaboración y difusión de las alertas de otros países, que en su mayoría se derivan de legislaciones internas específicas. Además, mediante la Guía del Viajero, México también informa a sus ciudadanos que viajan a algún destino en el extranjero y alerta sobre países con zonas peligrosas.
Los siguientes son los estados incluidos en la “travel warning” expedida esta semana por Canadá sobre México: Chihuahua, Colima (excepto la ciudad de Manzanillo), Coahuila (excepto la parte sur del estado), Durango, Guerrero (excepto las ciudades de Ixtapa, Zihuatanejo y Taxco), Guanajuato, Michoacán, Morelos (incluye solo la zona de las lagunas de Zempoala), Nayarit, Nuevo León (excepto Monterrey), Sinaloa (excepto Mazatlán), Sonora (excepto las ciudades de Hermosillo, Guaymas, San Carlos y Puerto Peñasco), y Tamaulipas. Desde mi particular punto de vista, las excepciones en algunas entidades dejan mucho en qué pensar.
Tocante a la situación de inseguridad en Cuernavaca y los municipios aledaños, incluido Huitzilac (donde se ubican las lagunas de Zempoala), urgen más operativos de vigilancia, ya que los principales delitos son, en ese orden, el asalto con violencia (a mano armada), el que más percepción de miedo e indefensión genera; el robo de vehículos, el secuestro, la extorsión y el narcomenudeo, actividad que incluye la comercialización de puras porquerías que envenenan de inmediato a los consumidores.