El martes 17 el presidente López Obrador firmó un Decreto para que las operaciones de carga y correo en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) cerrarán en los próximos días.
Aquellos concesionarios y permisionarios que proporcionan dichos servicios tendrán un plazo de 90 días hábiles para reubicar sus operaciones en aeropuertos cercanos, a partir de la entrada en vigor del mencionado decreto oficial.
En el documento se menciona que quedarán exentos del cierre los concesionarios que presten servicios combinados de carga y pasaje, siempre y cuando se utilicen las mismas aeronaves.
La Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) sustenta esa disposición en la saturación del AICM, tanto en el espacio aéreo como en la capacidad de los edificios terminales, misma que se ve comprometida por las operaciones de carga.
El Proyecto de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, irracionalmente cancelado y destruido por el presidente López Obrador, contenía estudios técnicos y financieros emitidos por empresas con calificación mundial para hacerlo, que dictaminaban que el actual Aeropuerto Internacional era una infraestructura obsoleta para las necesidades de la fuerza económica del Valle de México que representaba un alto riesgo de seguridad para los pasajeros y operaciones. Ostentaba una creciente demanda para aumentar y agilizar las operaciones de transporte aéreo en México, sin sacrificar la seguridad de los usuarios.
El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) sirve a casi 50 millones de pasajeros y realiza cerca de 500 mil operaciones y moviliza 570 mil toneladas de carga al año.
La necesidad de salvaguardar la seguridad de las operaciones aéreas, y la integridad de los usuarios que utilizan el AICM, ha hecho evidente el trasladar la carga hacia la red aeroportuaria disponible en el País. Opción que se fortalece directamente ya que será la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) la encargada de revisar y modificar las concesiones de servicio público de transporte aéreo de carga.
Ese añejo argumento que hoy esgrime la autoridad aeroportuaria de desconcentrar la operación aérea metropolitana, abre por enésima ocasión, la posibilidad para que el Sistema Metropolitano de Aeropuertos (SMA), en el que se incluyen terminales como Cuernavaca, Puebla, Querétaro y Toluca, que actualmente están subutilizados, cobren relativa relevancia, aunque, obviamente, consideran como opción principal al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). No obstante, con su inclusión, habrá más competencia para que las terminales puedan agregar otros vuelos a esos aeropuertos.
El aeropuerto de Toluca, al que este gobierno federal incluye en un nuevo Sistema con el de Ciudad de México (AICM) y el recientemente inaugurado Felipe Ángeles (AIFA), no tiene aerolíneas comerciales en operación. Lo mismo sucede con el Aeropuerto de Cuernavaca, terminal aérea que presume trabajar para recuperar los vuelos comerciales y hasta la fecha no ha logrado nada, por no tener planeación turística que garantice su operación.
Los aeropuertos de Puebla y Querétaro si tienen operación comercial con servicios a 564 mil y 406 mil pasajeros atendidos respectivamente durante el 2022.
El problema con el nuevo Sistema Metropolitano de Aeropuertos es que no ha planeado una estrategia para hacerlos complementarios y no generar una absurda e improductiva competencia entre ellos.
Recientemente el presidente López Obrador presentó una iniciativa para reformar la Ley de Aviación que permitiría abrir el espacio aéreo mexicano para aerolíneas extranjeras y que estas puedan operar desde cualquier lugar del mundo a México utilizando las rutas de las empresas locales, una práctica aérea llamada “cabotaje” la que por cierto la Asociación de Pilotos la considera como “traición a la Patria”.
Práctica aérea que bien podría considerar a Cuernavaca para recibir el cabotaje de líneas comerciales que arriben como primer terminal a Tijuana, a La Paz, a Los Cabos o a Guadalajara y que las hagan extensivas al aeropuerto Mariano Matamoros, recuperando rutas que hace 20 años se tenían y que fueron corruptamente administradas.
Solo me queda hacer una analogía con una canción del Buki “A dónde vamos a volar”
¡Amigos como siempre, les dejo un saludo con mucho afecto!