“No hagas mal a un periodista, porque lo pagarás toda la vida”.
En la continuidad de esta relatoría por lo que vio y vivió el escultor Víctor Manuel Contreras con algunos de los hechos, acciones y personajes de ese tiempo, pasemos a lo siguiente… A fines de los 60’s, la lucha de muchos de nosotros fue significada cuando Carlos Hemer logró instalar en las salas que están a la entrada del Jardín Borda en su lateral izquierda, su “Discotec Mamá Carlota” que poco duró, pues logramos frente al Gobierno en turno que el antro se cerrara… En la década de los 70’s abrió sus puertas la Galería del alemán avecinado en Cuernavaca Daniel Van Gelder, quien dio alojamiento a obras de arte para algunos coleccionistas y también a múltiples pintores de la localidad… Con él, sumó sus esfuerzos el significado pintor don Luis Betanzos y entre ambos lograron organizar un buen grupo de mujeres y hombres vinculados con la plástica, para dar paso al Jardín del Arte en la famosa Plazuela del Zacate en el Centro de la Ciudad, hoy convertida en lugar de antros… Recuerdo por la cultura musical las buenas orquestas de ese tiempo como las de: Vicente Suazo, Clemente Ojeda, Richard y sus Muchachos, Pedro Morquecho, la Marimba Orquesta de los Hermanos López, Paco Solís de Cuautla, la Continental, la gran Banda de Música del Gobierno del Estado;casi todas integradas por músicos nacidos en Chamilpa, Ocotepec y sus alrededores; por esos tiempos, la Tropical América de Tomás; Combo 5 de Luis Leonardo Astudillo “La Hormiga” y sus compas de Tepetates y desde luego el singular dueto de Carmen y Ángela Frikas… Por el centro de Cuernavaca transitaban bohemios como el “argentino-poblano” aquí avecinado, conocido como el ‘Che’ Garufa, cantante de tangos, pintor y caricaturista, quien ya ‘pítimo’ preguntaba: “Te canto un cuadro o te pinto un tango”… También qué espectáculo era el Hombre Orquesta quien colgaba en su cuerpo platillos, tambora, armónica, maracas, trompeta y una pequeña guitarra, que tocaba al mismo tiempo con buenas interpretaciones musicales y melodías que hacían reír, bailar y cantar a los parroquianos en los bares, restaurantes y cafés del Centro de Cuernavaca, bajo el ritmo entre otras, del guapachoso: “ahí viene el bizco, ahí viene Chon, ahí viene el bizco, bizco, bizco, Bizcochón”, que eran su melodía y nombre artístico de batalla, por cuestión de sus ojos… ¡Ah qué tiempos¡, que fueron los tiempos crecientes del escultor Víctor Manuel Contreras, quien cientos de veces ya forjado como hombre de éxito salía de su casa ubicada en el Callejón Borda, a un costado del Jardín del mismo nombre, para transitar solitario con elegante vestuario, buenos saludos y diálogos con cuántos conocidos o no encontraba a su paso, para concluir su caminata en alguna mesa sólo en principio, la cual concluía con gran tertulia de dos, tres o más que ahí pasaban o llegaban y se sentaban a platicar… Con Gabriel Padilla, lograron estructurar La Alianza Francesa en Cuernavaca, que ha tenido como moradas la agradable casa ubicada sobre la Avenida Plutarco Elías Calles por rumbos del Club de Golf y luego en la Avenida Teopanzolco frente al Monumento a La Libertad de Expresión… En el Circuito de ese Club está en el entronque rumbo a la Colonia Lagunilla, donde Víctor Manuel sembró un grato bien patrimonial… También tuvo un buen espacio domiciliario por la Avenida Palmira y desde luego debo destacar la gran construcción donde tuvo alojamiento su Taller de Escultura, con espacio domiciliario en la Calle de Rayón, entre las Avenidas Morelos y Álvaro Obregón, donde no pocas veces con buenos grupos tuvimos la oportunidad de visitarlo previa agenda, para dialogar y ser testigos del proceso escultórico de algunas de sus obras… En esos encuentros las charlas fueron gratas, amplias y enriquecedoras, con la buena atención característica de Víctor Manuel, al compartir bocadillos, el alimento, las buenas viandas, buenos brindis y desde luego lo más importante; el intercambio de los saberes, charlas, experiencias, anécdotas, lugares, historias y nombres de personajes conocidos o sabidos… Continuará. ¡Hasta mañana que será un día más!