El actuar del Institito Nacional Electoral a través de su Comisión de Quejas y Denuncias así como de la Sala Especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sobre actores del partido Morena, podrán incomodar pero su peso jurídico, y su razonamiento, son muy precisos.
En el primer caso los aspirantes a la candidatura presidencial junto con sus simpatizantes deberán dejar de realizar giras proselitistas y detener las campañas alusivas; en el segundo, la mandataria de Campeche, Layda Sansores, junto con varios periodistas y medios, quedarán en el Padrón de Personas Violentadoras.
En ambos casos los fallos tienen una instancia más; corresponderá a la Sala Superior del TEPJF resolver en definitiva en caso de los involucrados recurran a ella en su defensa.
Somos permanentes críticos de la sobre regulación que en materia electoral tiene nuestro país; en muchos aspectos somos más víctimas de la desconfianza que privilegiados de la democracia, sin embargo cualquier cambio normativo debe darse bajo el proceso legislativo que prevee la Constitución, mientras tanto, la Ley debe observarse, respetarse, protegerse y en su caso, imponerse.
Asimismo, consideramos desde siempre que el servidor público no debe ser limitado en su actuar, decir y opinar, tampoco se le deben de poner más limitantes que las marcadas en sus facultades de ley; el silencio que provoca la llamada veda electoral es contrario al derecho a la información y por supuesto a la libertad de expresión. Quien arribó por la vía del voto a un cargo no debe ser restringido durante las campañas políticas; debe entederse que el pueblo premia o castiga con su voto.
El control publicitario gubernamental durante las campañas tampoco debe prevalecer; en todo caso evitar un enfoque electoral pero obligar a su retiro, a que los medios dejen de facturar durante esos periodos, es extremadamente grave para la economía.
En este mismo sentido somos promotores de que se propicien cambios que nos lleven a más apertura, México ha logrado que su democracia sea respetada, pero estamos en el exceso normativo. La robrerregulación solo lleva a la incertidumbre y a la querulancia.
Eso si, en el mientras tanto, la norma existe y debe cumplirse.