1.- Los que marcharon ayer
2.- Los jueces
3.- ¿Quién va por el Panal?
4.- Margarita
1.- Ayer no fue el pueblo en pos de aumento salarial, en contra de las injusticias, no se quería una mejora para la colonia, una escuela ni arreglo para ella, no se exigía que uno de sus compañeros fuera reinstalado en la fábrica, ni que se abrieran espacios en alguna universidad, ni que se incrementara el presupuesto, exigencia de servicios elementales.
No había morrales o sombreros raídos, entre los líderes no se tenía la constitución ni los libros de Marx o de Engels, ni de ningún autor similar; no había consignas de que “el pueblo unido jamás será vencido”, ni “venceremos”, “ni hasta que la justicia se siente entre nosotros”, ni “júntense, júntense”, ni en el templete se tenía a Gabino Palomares o a alguien para entonar canciones de protesta, ni el puño izquierdo se levantó a lo más alto, ni al final se cantó el Himno Nacional como en el 88 con Cárdenas, en el 2006 y 2018 por Andrés Manuel, ni por tantos líderes sociales que eran vistos con repudio por esa sociedad que todo lo que oliera a izquierda lo satanizara, y festejara las represiones.
Esta vez no había el temor de que lanzaran a los granaderos o cualquier cuerpo de los tantos que esa sociedad ocupada en sus asuntos, incubaba para que se lazaran contra los estudiantes, como sucedió en el 68 y en el 71, y antes, contra los profesores, médicos, los ferrocarrileros, y, al final de las persecuciones, los macanazos, los balazos, vinieron los despidos, las cárceles y hasta las tumbas, y en los medios daban como noticia de las ocho columnas, el estado del tiempo, y de la represión nada o algunas líneas, y, en todas se hablaba de revoltosos, que las fuerzas del orden se vieron obligadas a actuar, ¿o ya se les olvidó el diazoracista argumento de 68, de “hemos sido tolerantes hasta extremos criticados”, y todos se levantaban para aplaudir. Ninguno de los altos funcionarios ni de los oligarcas perdió el apetito por las represiones, al contrario, en la sobremesa se pudo decir “hasta se tardó el gobierno; es lo me merecen estos revoltosos”, y traían siempre el fantasma del comunismo para justificar la violencia, sobre todo contra los jóvenes que hablaban del Che y de Fidel, de Sandino, de Zapata, Flores Magón, y que marcharon sabiendo que podría ser la última vez que estuvieran con vida, y se sentían gustosos, pues era por una patria mejor, por un futuro sin represión, por pan, trabajo y la libertad.
Cuando los fraudes electorales del 88 y el 2006, ¿quiénes de ustedes en las calles?. En ese entonces estaban festejando el triunfo de Salinas y Fecal, y repudiando a Cárdenas y a Andrés Manuel, los tacharon de locos, ilusos; los que se creían dueños del país sentían la fuerza de los poderes mediáticos y estaban protegidos, sin pagar impuestos ni dejar de hacer negocios desde el poder; eran los privilegiados; hoy también los hay e igual los defienden. Nunca, en aquellos ayeres, exigieron limpieza en las elecciones; eran felices con el orden preestablecido; los medios poco hablaron de las plazas llenas por las convocatorias de Cárdenas y de López Obrador; acaso en páginas interiores o silencio.
¿Por qué marchan ahora los priístas, panistas, perredistas y similares?. Serán la de ocho.
2.- En la lista de los nuevos jueces, me dan estos datos, ¿serán ciertos?: Vanessa Gloria Carmona Viveros esposa de Jorge Gamboa Olea, titular del TSJ; Juan Manuel Jiménez Aquino, hijo de la magistrada Carmen Aquino; Noemí Fabiola González Vite, fue secretaria de Gamboa; Yuriana Arias Oropeza, secretaria del rabinista Pancho Hurtado, Natael Subdías Aguilar, secretario de Alejandro Becerra, integrante de la junta de administración, Lucía María Luisa Calderón Hernández, amiga de la magistrada Guillermina Jiménez, María Elena Gómez Salgado, secretaria de la magistrada Bertha Rendón; Adrián Maya Morales, al parecer, no tiene ningún respaldo extra.
3.- ¿Quién quiere hacerse cargo del Panal?. ¿Lo querrá para bien o para mal?, ¿es perverso?
4.- Margarita González Saravia estuvo en la colonia Antonio Barona, Reapareció Alejandro Mojica, que repudia a los fuereños. ¿Sabrá que la señorita no nació en Morelos?. Díganselo ya para que no la ataque después. Parece que prefiere a locales, aunque sean como Villalobos o Urióstegui.